viernes, 12 de diciembre de 2003

La hora de despejar dudas y consolidar el Proceso de Paz



Hemos percibido dudas, no solo entre los habitantes de las regiones con presencia de Autodefensas, sino en la opinión pública nacional e internacional, respecto al Proceso de Paz que adelantamos. Llama la atención la incertidumbre de mucha gente en cuanto a que termine el gobierno actual y las Autodefensas queden "semidesmontadas y semimontadas", para recoger la expresión de un dirigente regional del Urabá. Y es cierto que causa preocupación, sería algo así como si el Estado está y no está y quién sabe qué gobierno vendrá. Peor situación que la de hoy se avizora, entonces, si introducimos la incertidumbre de tal eventualidad.

Desde el punto de vista político se puede afirmar que el actual gobierno no dejará caer en el vacío el Proceso de Paz con las Autodefensas. Se percibe que esa es una decisión tomada y va a ser muy difícil que la echen para atrás.


Los colombianos prefieren que sean el Estado y sus instituciones quienes los protejan. La voluntad política que permitiría la recuperación de la institucionalidad es evidente. Hay comprensión de la sociedad colombiana. Ya el proceso de desmovilización ha encontrado un acompañamiento internacional de la OEA, representada en el doctor Sergio Caramagna. El Fiscal general Luis Camilo Osorio ha sido claro en decir que a las Autodefensas hay que darles el mismo tratamiento que a la guerrilla; igual lo dijo antes el mismo señor Presidente de la República.


Prestigiosos columnistas como Roberto Posada -D'Artagnan- afirman que el perdón es un sapo que hay que tragárselo en este proceso. Sabemos además que, tragarse sapos, resulta inevitable en cuestiones políticas. Y aunque suene desagradable, siempre ha sido así. Ya un día escuchamos idéntica expresión del honorable doctor Vladimiro Naranjo respecto al perdón a las Farc -en el fracasado proceso de negociación del Caguán- cuando presidió la Comisión de Notables que intentó rescatar ese proceso de su naufragio durante el gobierno del doctor Pastrana Arango.

El doctor Rafael Pardo escribe en El Tiempo del día lunes 8, que las Autodefensas tienen fundamento e intencionalidad política y da sus razones que lo mueven a pedir el retiro del proyecto de ley de Alternatividad. Asimismo propone previamente "un más amplio consenso y una alta legitimidad de una política y unos instrumentos que hoy no la tienen". Agrega, finalmente, el doctor Rafael Pardo, que "el Gobierno podría establecer un proceso de concertación política y social de la política de paz y en marzo próximo, como consecuencia de la concertación, podría presentarse un nuevo proyecto que sí recoja una amplia legitimidad".

El embajador de los EE.UU., doctor William Wood, dijo en una entrevista con Yamid Amat que el gobierno colombiano es autónomo y que aun en el caso de la extradición de miembros de las Autodefensas el asunto es materia que decide unilateralmente el gobierno colombiano.

Y, aunque no es fácil de creer que esta última declaración del señor Embajador de los Estados Unidos sea así tan llana y desprovista de peros, cuando ya antes los EE.UU. habían dicho que el no cumplimiento de Colombia con los acuerdos binacionales de justicia, podría "decepcionar" al gobierno Norteamericano, sí podríamos pensar que si mostramos con hechos irrefutables una sincera convicción de desmontar las Autodefensas y lo vamos haciendo con pasos precisos e indubitables, no solamente entregando aquí y allá algunos hombres y algunas armas, sino acabando toda la infraestructura y desenredando todos los ovillos, tal vez las palabras del señor embajador de los EE.UU. sean aceptadas por su gobierno y por la sociedad internacional, sin someter a Colombia a sanciones de ninguna índole.

Queremos creer entonces, que se ha abierto la posibilidad de un gran acuerdo político que le dé a los actores del conflicto colombiano, la misma connotación frente a las posibilidades de la Ley y la Constitución. Ese acuerdo tiene que ser para darles a guerrilla y autodefensas, y a cada uno de sus integrantes, una connotación política. Y si a eso se llega, será dentro del marco general de la Constitución que formalizaremos los acuerdos al finalizar el proceso. Será indispensable sí, trabajar con mucha seriedad, altruismo y toda la sinceridad necesaria para no dañar el rumbo realista y sensato que ha tomado la negociación.

El proceso con las AUC debe entrar en una nueva dinámica, formalizando acuerdos políticos dentro de la negociación, concertando el objetivo hacia donde debe avanzar, y estableciendo el alcance real que el Estado quiere darle al proceso. Y como respuesta de nuestra parte, dar pasos consistentes y concertados en el desmonte. Si no es así las cosas se pueden complicar, para el País ante todo.

Ya para terminar, queremos invitar al señor Gustavo Petro a que nos visite en compañía de los suyos, y así hablamos sinceramente y sin prejuicios de Verdad, Justicia y Reparación. Y de paso debatimos sus disparates sobre los inimaginables "seis mil millones de dólares y cinco millones de hectáreas en poder de las Autodefensas" que denuncia él.

Carlos Castaño

Salvatore Mancuso

Voceros Proceso AUC

viernes, 26 de septiembre de 2003

¿Qué esperanzas laten y a qué le tienen miedo los colombianos?

Por Salvatore Mancuso

Conocer los miedos que habitan en el corazón de una sociedad es aventurarse en los problemas que la angustian pero es también descubrir las esperanzas que se niegan a morir. Y sobre todo es comenzar a indagar en las raíces de la verdad histórica de una Nación y de un Pueblo. Sin verdad y sin verdadera historia no son posibles ni el arrepentimiento, ni el perdón, ni la misma justicia.

Cuando hablamos, aquí y ahora, de los miedos y de las esperanzas de una sociedad como la colombiana, no nos estamos refiriendo, ni sola ni principalmente, a los miedos ni a las razones de los actores armados del conflicto, ni a los miedos ni a las expectativas que se anidan en el corazón de los miembros de las clases políticas ni empresariales o sindicales, ni tampoco, por supuesto, a los temores y las metas que iluminan las mentes y también los intereses de la Comunidad internacional. Estos sectores tienen muy claros cuáles son sus aliados y cuáles son sus adversarios, y es, obviamente, en función de sus temores y también de sus ambiciones como se mueven políticamente, qué dicen y qué callan en cada oportunidad.

No resulta difícil percibir de qué sesgada manera algunos de los integrantes de aquellos sectores, altamente influyentes, están utilizando el ciertamente complejo pero también innovador proceso de Paz, iniciado por las AUC con el Gobierno nacional, como un ariete del cual valerse para que prime su propio interés estratégico, ideológico o material, por sobre los temores y esperanzas concretas de millones de colombianos que ni tienen prensa, ni tienen voceros, ni mucho menos tienen recursos de dinero y de tiempo con los cuales hacer valer sobre la Mesa del Debate Nacional sus amenazados derechos e intereses de ciudadanos rurales o urbanos.

A unos y a otros las AUC no nos cansaremos de repetir, insistentemente, que iniciamos este camino de Paz con el Gobierno nacional convencidos de que ha llegado el momento histórico en Colombia de depositar en el Estado y en sus instituciones la salvaguardia de nuestros derechos ciudadanos y también el monopolio en el uso de la fuerza. Y esto no ha resultado así porque ya no creamos legítima nuestra convicción de Autodefensas -ni tampoco porque consideremos al narcoterrorismo ya derrotado militarmente- sino porque consideramos que ha llegado la hora de buscar por medios consensuados democráticamente, menos dolorosos y traumáticos para Colombia, los mismos irrenunciables fines de defensa de la vida y de la libertad, de la seguridad y de la dignidad nacionales, que alentaron nuestro nacimiento, en pasadas y trágicas circunstancias de agresión totalitaria y terrorista a la que nos resistimos por instinto vital innumerables colombianos agredidos por la subversión y desamparados por un Estado y unos gobernantes que habían perdido el timón y el rumbo y nos condenaban a la indefensión.

Las AUC no pretendemos monopolizar el sentimiento nacional ni tampoco nos creemos depositarios de verdades reveladas. No nos consideramos profetas mesiánicos de paraísos terrenales, ni somos ángeles exterminadores iluminados por utopías de extrema izquierda o de extrema derecha. No creemos que el dios mercado vaya a resolver todos los problemas del mundo, ni tampoco pregonamos el statu quo de un anacrónico estatismo de prebendas clientelistas y feudos politiqueros.

Lo nuestro ha sido hasta aquí autodefensa armada, pero también política y siempre social, de las comunidades que confiaron en nuestra propuesta político-militar ante la agresión del narcoterrorismo, tan falto de propuestas políticas realistas y convincentes, como sobrado de criminalidad y de falta de escrúpulos y de humildad. Lo nuestro ha sido reemplazo provisional de un Estado ausente y muchas veces corrupto, ciego para ver el abismo al cual Colombia se veía arrastrada sin remedio y sordo ante el clamor de un Pueblo que siempre se apartó de las guerrillas y nunca creyó en sus falsas promesas.
Nunca fue interés de las AUC perpetuarnos en el cumplimiento de una función excepcional de protección y desarrollo comunitario que corresponde legítimamente y de manera inequívoca e insustituible al Estado. Bienvenida entonces la hora del reingreso a nuestro rol desarmado de ciudadanos siempre comprometidos con la Paz y el bienestar de los colombianos. A partir de los acuerdos que están en curso, y que esperamos serán irreversibles, procederemos cabalmente como civiles desarmados, así como antes nos vimos obligados por la coyuntura histórica a proceder armados. Nunca dejamos de ser ciudadanos ni de creer ni practicar la democracia aun cuando los miedos y las angustias de la sociedad colombiana hicieron históricamente inevitable nuestra presencia y nuestro sacrificio -y con ellos también nuestros humanos errores- en medio de tanto desangre, de tanto caos y confusión.

No confundamos entonces los legítimos temores y dudas que se están albergando humanamente en las distintas personas y asociaciones, dentro y fuera del País, como consecuencias previsibles del inédito proceso de Paz que las AUC estamos dispuestos a llevar adelante contra fuerza y marea, con aquellos temores inconfesables y también inevitables que se originan en el corazón y en el bolsillo de quienes tienen algo o mucho que perder con el éxito de este proceso. Aunque cueste creerlo hay quienes se benefician con la guerra y la quisieran perpetua y sin treguas. Aunque cueste admitirlo hay quienes no quieren que en Colombia se fortalezcan las instituciones legales y se afiance la democracia y las quisieran siempre débiles e intrascendentes. Aunque resulte éticamente intolerable hay quienes anteponen su propio interés material o ideológico por sobre la conveniencia y la esperanza de paz de toda una Nación. Allí están los enemigos de cualquier paz, allí están los únicos verdaderos detractores de este camino de Paz que adelantamos las AUC con el Gobierno nacional.

Las AUC nos seguiremos preguntando y estaremos dispuestos a preguntar durante todo el tránsito de este proceso: ¿a qué le tienen miedo los colombianos? Somos enteramente conscientes de que las AUC tenemos la obligación cívica de llegar a conclusiones veraces sobre el real sentimiento de los ciudadanos de carne y hueso acerca de sus miedos y sus esperanzas, en particular sobre los miedos y las esperanzas que sobrevienen en la sociedad colombiana a raíz de nuestro compromiso de desmovilización en medio de un conflicto armado que no muestra síntomas de atenuarse.

Para formular adecuadamente las preguntas pertinentes y para llegar a todos los rincones de Colombia y del mundo con nuestra voluntad de Paz y nuestros proyectos de convivencia y reconciliación, con los oídos bien dispuestos a escuchar todos los corazones y todas las voces colombianas y del exterior es que las AUC consideramos que está llegando el momento de iniciar sin vacilaciones y sin prejuicios -y con la anuencia que esperamos lograr del Alto Comisionado de Paz, doctor Luis Carlos Restrepo- el diálogo que juzgamos impostergable a estas alturas, serio, responsable y esclarecedor, entre la Sociedad colombiana, la Comunidad internacional y los máximos dirigentes históricos de nuestra Organización.

martes, 15 de julio de 2003

Acuerdo de Santa Fe de Ralito para contribuir a la Paz de Colombia


El Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia A.U.C., como resultado de la Fase Exploratoria adelantada entre las partes a partir del mes de diciembre de 2002,

ACUERDAN:

1. Definir como propósito de este proceso el logro de la paz nacional, a través del fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y el restablecimiento del monopolio de la fuerza en manos del Estado. Las AUC reiteran que su mayor aporte a la nación en este momento histórico es avanzar hacia su reincorporación a la vida civil y contribuir al fortalecimiento del Estado Social de Derecho. Las partes se comprometen en este proceso, conscientes de dar un paso que aporta de manera efectiva a la construcción de la autentica paz que espera y merece la nación colombiana.

2. Para el cumplimiento de este propósito, las Autodefensas Unidas de Colombia se comprometen a desmovilizar a la totalidad de sus miembros, en un proceso gradual que comenzará con las primeras desmovilizaciones antes de terminar el presente año y que deberá culminar a más tardar el 31 de diciembre de 2005. El gobierno se compromete a adelantar las acciones necesarias para reincorporarlos a la vida civil.

3. Las Autodefensas Unidas de Colombia valoran muy positivamente las recomendaciones finales de la Comisión Exploratoria y coinciden en que las mismas constituyen un norte adecuado para el proceso de paz entre el gobierno nacional y las AUC.

4. Acuerdan que a partir de las recomendaciones del informe final de la Comisión exploratoria, se da por terminada la fase de exploración del proceso de paz, para dar inicio a una etapa de negociación.

5. Crear las condiciones para que en un tiempo prudencial se concentren -con las debidas garantías de seguridad-, los miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia, en sitios previamente acordados. La concentración de sus integrantes incluirá todos los rangos de mando, disponiendo de las garantías que para tal efecto se convengan entre las partes. Dichas zonas contarán con la presencia permanente de la fuerza pública.

6. Las Autodefensas Unidas de Colombia ratifican su compromiso con el cumplimiento del cese de hostilidades, como expresión de buena voluntad y continuarán con sus esfuerzos para lograr que sea totalmente efectivo.

7. Las Autodefensas Unidas de Colombia comparten el propósito del Gobierno de una Colombia sin narcotráfico y respaldan las acciones del Estado colombiano contra este fenómeno que destruye la democracia, la convivencia, la economía y el medio ambiente.

8. Agradecer la presencia permanente de la Iglesia Católica en este proceso de paz e invitarla a seguir acompañándolo, como garantía de transparencia y compromiso de las partes con la paz de Colombia.

9. Convocar la solidaridad y el compromiso nacional para fortalecer al Estado y construir las condiciones que hagan posible la desmovilización y reincorporación a la vida civil de los miembros de las A.U.C. Piden a los diferentes sectores nacionales y a las comunidades locales que apoyen los esfuerzos institucionales para consolidar la seguridad, la convivencia y el desarrollo.

10. Exhortar a la comunidad internacional a respaldar los esfuerzos para defender y fortalecer la democracia colombiana y a prestar su concurso para desactivar los factores de violencia que afectan a Colombia.

Con este acuerdo, el Gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia responden al anhelo nacional de una Colombia en paz con oportunidades y garantías para todos.

Por el Gobierno Nacional:

LUIS CARLOS RESTREPO

Alto Comisionado para la Paz

Por las Autodefensas Unidas de Colombia AUC:

HERNÁN HERNÁNDEZ

RAMIRO VANOY

LUIS CIFUENTES

FRANCISCO TABARES

ADOLFO PAZ

JORGE PIRATA

VICENTE CASTAÑO

CARLOS CASTAÑO

SALVATORE MANCUSO

TESTIGOS

Miembros de la Comisión Exploratoria de Paz

Carlos Franco Jorge Ignacio Castaño

Eduardo Espinosa Gilberto Alzate Ronga

Ricardo Avellaneda Juan B. Pérez Rubiano

Facilitadores del proceso por la Iglesia Católica

Monseñor Germán García Monseñor Julio César Vidal

Padre Leonidas Moreno



Santa Fe de Ralito, 15 de julio de 2003


miércoles, 25 de junio de 2003

Recomendaciones al Gobierno sobre el Proceso de paz con las autodefensas


COMISIÓN EXPLORATORIA
Proceso de paz con las autodefensas
Recomendaciones al Gobierno

Los miembros de la Comisión Exploratoria, designados por el señor Presidente de la República el 23 de diciembre de 2002, con la misión precisa y explícita de entablar contactos directos con los grupos de autodefensa, informamos a la opinión pública que luego de realizar los acercamientos con estos grupos, hemos coincidido en formular una serie de recomendaciones al gobierno frente al proceso de paz con estos grupos.

Dichas recomendaciones ya fueron entregadas al señor Presidente de la República y al Alto Comisionado para la Paz, para su correspondiente análisis.

A continuación damos a conocer las recomendaciones de la Comisión Exploratoria:

1. Continuar con el proceso de paz, -previo cumplimiento total y verificable del cese de hostilidades-, con el objetivo central de desmovilizar y reincorporar a la vida civil a los integrantes de las autodefensas. Se recomienda insistir en la necesidad de congregar una sola mesa nacional de paz.

2. Mantener, perfeccionar y verificar el cese total de hostilidades como condición del Gobierno Nacional para continuar con el proceso, siendo la concentración de fuerzas la opción recomendada para su verificación.

3. Exigir el abandono total de actividades ilícitas, tales como narcotráfico, robo de combustible, extorsión y secuestro.

4. Acordar fórmulas para la concentración de las tropas irregulares, como garantía de una siguiente etapa del proceso.

5. Aplicar y priorizar el desarrollo de la Política de Seguridad Integral en las zonas de influencia de las autodefensas, enmarcada dentro de la política de Seguridad Democrática contenida en el Plan de Desarrollo 2002-2006 “Hacia un Estado comunitario”.

6. Definir y concretar alternativas jurídicas que hagan posible el avance de un acuerdo de paz.

7. Solicitar la continuidad de Iglesia Católica como facilitador y testigo del proceso de paz.

8. Solicitar veeduría y acompañamiento internacional, con el fin de hacer evidente la seriedad del proceso y el cumplimiento de los compromisos adquiridos por las partes.

9. Adecuar el Programa de Reincorporación del Gobierno Nacional de acuerdo al perfil de los miembros de las autodefensas y gestionar los recursos necesarios.

10. Diseñar y aplicar una “Política de Estado” para el tratamiento de grupos de autodefensa con el fin de evitar la perpetuación y resurgimiento de este fenómeno luego de la desmovilización de esta generación.

Firman
JUAN B. PÉREZ
RICARDO AVELLANEDA
CARLOS FRANCO
EDUARDO ESPINOSA
JORGE I. CASTAÑO
GILBERTO ALZATE


Bogotá D.C., Junio 25 de 2003

sábado, 12 de abril de 2003

Connivencia guardia venezolana - Farc


Doctor
LUIS CARLOS RESTREPO
Alto Comisionado de Paz

De nuestra mayor consideración:

Ante los graves sucesos que recoge en estos días la prensa nacional e internacional, y que son muy dicientes acerca del infamante contubernio que existe entre las guerrillas de las FARC y sectores de la Guardia Nacional y de la Fuerza Aérea venezolanas, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) nos vemos en la obligación de poner en su conocimiento e informar a la opinión pública nacional e internacional y, en modo particular, al hermano pueblo de Venezuela, que:

1) Los hechos de guerra producidos en las últimas semanas en la zona del Catatumbo colombiano, y también venezolano, son el triste corolario de la política de oídos sordos que mantiene el Gobierno del coronel Chávez ante los reiterados llamados a investigar y poner fin a la presencia de la narcoguerrilla colombiana en territorio venezolano.

2) El territorio colombiano ha sido atacado a finales del mes de marzo y principios de abril por la acción combinada de las FARC y sectores de las Fuerzas Armadas y la Aviación venezolana en zona de responsabilidad del Teatro de Operaciones 2 en la región del Catatumbo. Los hechos tuvieron lugar al pasar las FARC la frontera hacia Colombia, desde sus campamentos en territorio venezolano, en búsqueda de contrarrestar la acción militar del Bloque Norte de las AUC que les ha ocasionado serios reveses en el Norte de Santander. Ante esta situación las FARC han incrementado su presencia en Venezuela bajo la cómplice protección de sectores de las Fuerzas Armadas Venezolanas, especialmente de la Guardia Nacional Venezolana.

3) Las FARC contaron para su reciente ataque desde Venezuela con el apoyo logístico de la Guardia Nacional venezolana que, para tal efecto, dispuso los medios terrestres y aéreos correspondientes para que más de 600 guerrilleros colombianos fueran trasladados desde la zona fronteriza con Arauca hasta el Catatumbo –todo el trayecto por carreteras y espacio aéreo venezolanos.

4) No se trató de las primeras operaciones conjuntas entre la Fuerza Pública venezolana y las guerrillas colombianas, pero sí ha sido ésta del Catatumbo, la primera ocasión en la cual la incursión aérea de la Aviación de Venezuela en territorio del Norte de Santander (Colombia) se produce en pleno combate, en apoyo de las FARC y en contra no solamente de las fuerzas del Bloque Norte AUC, sino principalmente en contra de caseríos y propiedades rurales de población civil, totalmente ajenos a los enfrentamientos armados entre FARC y AUC.

5) Como ya ha informado abundantemente la prensa venezolana, en los últimos días, los campamentos de las FARC en territorio venezolano se hallan en sitios perfectamente identificados como son la Vaquera en el municipio de Jesús María Cemprún, del Estado del Zulia, Casigua, en el Estado del Zulia, y San Joaquín, municipio de Uribante, Estado de Barinas, localización que ciertamente no es ajena a las Fuerzas Armadas Venezolanas, la cual se halla en estas zonas en estrecha connivencia con las cúpulas narcoguerrilleras de las FARC, por lo cual no resulta extraño que personajes tan nefastos como ‘Raúl Reyes’, ‘Mono Jojoy’, ‘Simón Trinidad’ y ‘Rubén Zamora’ anden por esos estados venezolanos como Pedro por su casa, vERGonzosamente escoltados por la Guardia Nacional Venezolana.

6) Hechos como los aquí denunciados se han visto incrementados considerablemente a partir de la Declaración por la Paz de Colombia del 29 de noviembre pasado, cuando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) declaramos un cese unilateral del fuego como manifestación pública de nuestra voluntad de iniciar diálogos con el Gobierno de Colombia que conduzcan a la Paz que tanto anhela el pueblo colombiano.

7) La obsesión de las FARC por obtener ventaja militar de los propósitos de Paz de las AUC las ha hecho aumentar sus criminales atentados contra la población civil y territorio colombianos buscando así escalar la guerra. Casos como el del Catatumbo revelan hasta qué punto las FARC pretenden contagiar su odio y su resentimiento criminal entre pueblos hermanos como somos Colombia y Venezuela, introduciendo su artera ponzoña con el ánimo inconfesable de añadir más desencuentros y sufrimientos entre los Gobiernos y las poblaciones de aquí y de allá.

8) Las AUC no vamos a facilitarle para nada a las FARC la recuperación de los territorios colombianos del Catatumbo y mucho menos si se vienen lanza en ristre contra Colombia con el apoyo de sectores de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Esos territorios han sido liberados del yugo guerrillero y se ha comenzado así a ponerle fin al flagelo de los cultivos ilícitos, primer eslabón del narcotráfico urdido por las FARC. Una vez más reiteramos al Gobierno Nacional y a la Comunidad Internacional que en las AUC estamos dispuestos a colaborar activamente en la erradicación de los cultivos ilícitos arrebatados a las guerrillas colombianas y que ahora ya traspasan las fronteras de Colombia y se diseminan en Venezuela, donde han ido las FARC a sembrar el crimen y la desolación dado que ya se van quedando sin donde incentivar su criminal industria de secuestros y droga en el Catatumbo colombiano.

9) El sobrevuelo en territorio colombiano de la Fuerza Aérea Venezolana ha sido incesante en los últimos meses, y en estos días ha seguido amenazante y provocador. Esto presagia nuevos combates de las AUC, allí destacadas, contra las FARC protegidas por apoyo aéreo venezolano. Este comunicado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) constituye una denuncia de lo sucedido pero también una advertencia pública acerca de hechos más graves que pudieran producirse si no existe una rectificación total de este accionar desembozado y cínicamente criminal de las Fuerza Militares de Venezuela, en su macabra alianza con las FARC.

10) El proceso de diálogos de las AUC con el Gobierno nacional avanza, y avanza con dificultades pero bien orientado, sin prisas pero sin pausas. Todavía es tibio, y casi inexistente el acercamiento de la Comunidad internacional a la Mesa de Exploración donde comienza a perfilarse el inicio del camino que ha de llevar a toda Colombia a la Paz que nos merecemos los colombianos. Sucesos como los del Catatumbo, tan desafortunados y trágicos para la hermandad colombo–venezolana, y más en general para la construcción de la verdadera Paz que anhelamos en todas las latitudes del mundo, esperamos que se constituyan en el punto de partida de una toma de posiciones a favor de la Paz más contundente y eficaz por parte de la Comunidad internacional, la cual no dudamos está dispuesta, en esencia, a concretar su buena voluntad colaborando activamente con la Nación colombiana, sus instituciones democráticas y sus fuerzas económicas y productivas en el diseño e implementación de políticas de Paz y de Reconciliación.

Atentamente,

SALVATORE MANCUSO
CARLOS CASTAÑO
Voceros del proceso AUC


viernes, 4 de abril de 2003

Las verdaderas intenciones de las Autodefensas



Los sucesos de Irak nos muestran en vivo y en directo cuán pequeño es el mundo de hoy. Los conflictos se generan en un punto del globo y en el mismo momento, en el punto opuesto, se toma partido a favor o en contra.

¿Cómo no aceptar entonces que los modos con que se asume la lucha contra el terrorismo en Colombia produzcan de inmediato simpatías o rechazos en el resto del planeta? Puede que las Farc estén especulando -ricas y poderosas como se sienten- con que el mundo no cambia y que lo que se acomodó a sus intereses durante décadas seguirá igual. En las AUC estamos convencidos de que el mundo cambia y evoluciona y que nosotros tenemos que acompañar y estimular en la buena dirección esas transformaciones.

La Guerra Fría terminó hace más de diez años y lo que está en juego hoy no tiene nada que ver con las viejas discusiones entre democracia o comunismo. La democracia llegó para quedarse y ahora se trata de difundirla por el mundo y volverla más incluyente y más útil al bienestar de las comunidades.

La globalización es un hecho indiscutible, del mismo modo que -como en el caso de los kurdos hoy- el territorio es una certeza necesaria acerca de dónde y cómo asentar un Estado-Nación. La globalización no se discute sino que se aprovecha y se hace coincidir con los intereses locales, regionales y nacionales.

Los peligros del mundo son los riesgos de cada Nación y los problemas de cada Nación terminan siendo los dolores de cabeza del mundo. Si en Colombia nos azotan el terrorismo y el narcotráfico, el primero como enemigo de la vida y de la democracia, y el segundo como combustible del terrorismo, que no nos quepa duda: estamos en el ojo del huracán y el mundo no demorará mucho en perfeccionar su intervención para acabar con el problema, antes de que el problema se nos salga de las manos y se vincule con otros focos de perturbación internacionales.

El terrorismo y el narcotráfico -bajo la nueva perspectiva que hoy nos da la globalización-son problemas del mundo y no sólo de Colombia. Por ello, quienes nos planteamos ayer -como Autodefensas- la protección de la democracia agredida y de la economía y la infraestructura amenazada -a pesar del costo personal de ingresar en la ilegalidad- encontramos que existen ahora caminos a recorrer que nos posibilitan alcanzar por medios menos dolorosos para Colombia fines más satisfactorios para quienes creemos en la democracia y en las libertades, en la iniciativa privada y en el rol aglutinante del Estado.
Las guerrillas, alejadas ya de todo componente ideológico compatible con la geopolítica mundial y sin haber echado raíces sólidas en el tejido social colombiano, han derivado ignominiosamente hacia el terrorismo, nutriéndose escandalosamente del narcotráfico lo cual ha erosionado ostensiblemente sus reservas éticas y su credibilidad política, de tal manera que cada día será más difícil para el Estado colombiano y la Comunidad internacional abordar con ellas un Proceso de Negociación Política.

Así como van las Farc -y a su sombra el Eln- combatir el terrorismo ya es un asunto que compromete no sólo al Estado colombiano sino también a la Comunidad internacional. Sólo en el marco de esta cooperación Colombia puede encontrar los recursos lícitos y eficaces, en cantidades suficientes, para restablecer el monopolio de la fuerza y asumir el reto que plantean la siniestra combinación de terrorismo y narcotráfico en toda la geografía nacional.
Tenemos muy claro las AUC que queremos ser parte de la solución colombiana y no multiplicadores del problema. Queremos participar en la construcción de una democracia cada vez menos excluyente y hacer realidad el País donde quepamos todos, incluidos aquellos -ya arrepentidos y dispuestos a renovarse y cambiar- que hoy insisten en el error de la violencia y del sectarismo mesiánico.

Las AUC adelantamos la fase de exploración con el Gobierno nacional convencidas de que nuestro propósito dialogante debe tender a la legitimación del Estado por el fortalecimiento -desde la misma base humana y territorial- de las instituciones democráticas, comenzando por asegurar el monopolio de la fuerza antiterrorista y contrainsurgente en manos de las autoridades legales.

La etapa militar asumida históricamente por las Autodefensas ha sido un factor necesario y determinante que permitió a Colombia sostener hasta aquí su amenazada y frágil democracia y desarrollar sus incipientes capacidades económicas frente a las indecisiones e incongruencias del sistema político, confundido durante décadas por incomprensiones internas y externas, consecuentes con el orden mundial cambiante y contradictorio que emergió a partir del final de la segunda guerra mundial y que permaneció hasta entrados los 90.

Hoy los desafíos de Colombia y del mundo son bien distintos de los del siglo XX y si las Farc no lo quieren o no lo saben entender, allá ellas. Pero las AUC hemos iniciado un camino distinto alentadas por una nueva madurez política que se percibe dentro y fuera de las fronteras de Colombia como el mejor modo de asegurar a los pueblos democracia y bienestar económico, con el pleno respeto de las libertades individuales y colectivas.

Salvatore Mancuso
Carlos Castaño

Voceros del proceso AUC

viernes, 21 de marzo de 2003

Comunicado a la Opinión Pública


El Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia AUC, informan a la opinión pública, que durante los días 20 y 21 de marzo, se reunieron el equipo negociador de las AUC y 34 dirigentes militares y políticos de la Organización con el señor Alto Comisionado para la Paz y la comisión Exploratoria nombrada por el señor Presidente de la República, con el fin de continuar la dinámica de este proceso de acercamiento. Delegados de la Iglesia Católica estuvieron presentes en condición de facilitadores.

Como conclusiones de este encuentro, las partes informan lo siguiente:

1.     La fase exploratoria de diálogo entre el Gobierno y las AUC sigue avanzando para sentar las bases de una negociación, con el propósito de llegar a una reincorporación de los miembros de las AUC a la vida civil.
2.     Las partes mantienen su voluntad de encontrar caminos para la paz del país.
3.     El Gobierno ha insistido en que es requisito para avanzar en el proceso mantener y perfeccionar el cese de hostilidades declarado por las Autodefensas, y en especial suspender todas las acciones que afecten a los civiles. Las AUC han reiterado su compromiso con este objetivo.
4.     Las partes convocan a la Comunidad Internacional y a la sociedad colombiana a respaldar todos los esfuerzos que lleven a la reconciliación nacional y que fortalezcan el Estado de Derecho.
5.     Las partes invitan a las fuerzas políticas, sociales y gremiales a aportar ideas y hacer compromisos para ayudar a que este proceso sea exitoso y lograr así una salida concertada para la reconciliación y la paz nacional.

Por el Gobierno Nacional:
LUIS CARLOS RESTREPO

Por las Autodefensas Unidas de Colombia
SALVATORE MANCUSO

CARLOS CASTAÑO