lunes, 18 de abril de 2005

Salvatore Mancuso dijo que el proceso de paz está en su etapa más crítica


La FM, de RCN, de Bogotá


En una entrevista a la Revista Semana, Salvatore Mancuso, dijo que no está dispuesto a volver a las armas si fracasa el proceso de paz con las AUC, pero aseguró que las negociaciones están en su etapa más crítica.


Bogotá, Colombia, 18 Abril (La FM) - Replicó al jefe político de las AUC, Ernesto Baez, quien dijo la semana pasada que si fracasa el proceso de paz los paramilitares volverán a las armas: "No hay que equivocarse, los comandantes de las AUC tienen voluntad de paz. Pero tenga la seguridad de que cuando dicen que si no se dan las condiciones adecuadas para la reinserción, van a volver al monte, no están cañando", señaló Mancuso.

Mancuso dijo que el riesgo de que los paramilitares sean solicitados por la Corte Penal Internacional "es una realidad con la que hay que contar y no es un asunto de poca monta".

También habló de sus intenciones políticas. Mancuso no descartó presentarse a futuras elecciones para el Congreso "en cuanto la ley lo permita".

"Cuando se viene de la guerra y se abandonan las armas sólo se puede continuar la defensa de los intereses de las regiones y poblaciones que desatendió el Estado, desde la política", explicó el líder paramilitar.

Mancuso, quien es reclamado por jueces de Estados Unidos, dijo que le teme a la extradición, pero "más a la falta de garantías jurídicas".

jueves, 14 de abril de 2005

Mancuso reitera que no volverá a las armas

El Colombiano, de Medellín



En medio de las tensiones por el debate del proyecto de Justicia y Paz y las declaraciones del líder de las autodefensas Ernesto Báez, en las que advierte que el proceso con el Gobierno está agonizando y que "volverán al monte si es necesario", el ex comandante de las AUC, Salvatore Mancuso habló ayer con El Meridiano de Córdoba y reiteró que no volverá a las armas, porque su decisión fue apostarle a la paz.


Respecto del proyecto que fue aprobado en las comisiones primeras de Senado y Cámara, Mancuso afirmó que "sin estatus político, la ley es una insensatez con las AUC y no tendría ni pies ni cabeza, ya que cercena la posibilidad de que se reincorporen a la vida civil con todos sus derechos".

En su calidad de desmovilizado, el ex comandante aseguró que "no puedo tomar ninguna decisión y buscaré por todos los medios que quienes fueron mis compañeros de armas no tengan que volver a ellas. Seguiré haciendo llamados para que se mantengan vivas las negociaciones de Ralito".

En relación con el tema de la extradición, según los analistas el punto más crítico de las negociaciones y en el que el Congreso no cedió un ápice, Mancuso dijo que "este es un tema que obedece a una óptica más política que penal y espero que el Gobierno así lo entienda también".


Hizo también un llamado al Gobierno y las AUC para que cedan en la crisis que afronta el proceso y no descartó en un futuro hacer política.

Salvatore Mancuso rompió su silencio. El Meridiano de Córdoba, de Montería


EN EXCLUSIVA
Mancuso, anterior comandante de las AUC y desde su condición de desmovilizado, ante la crisis que vive el proceso rompió su silencio e hizo consideraciones sobre diferentes situaciones que se plantean.

Salvatore Mancuso rompió su silencio
Salvatore Mancuso estuvo anoche en EL MERIDIANO de Córdoba concediendo una entrevista en exclusiva sobre la suerte del proceso de paz.

Montería. Salvatore Mancuso, desmovilizado comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se pronunció sobre la situación en la que se encuentra el proceso de paz, a raíz de la advertencia del vocero político del estado mayor negociador, Ernesto Báez De la Serna, de regresar al monte en caso tal de que el proyecto de Justicia y Paz, tal y como está contemplado, sea aprobado en su totalidad por el Congreso de la República.
Este martes, en una entrevista concedida a RCN Televisión, Báez ratificó su preocupación por la suerte de las negociaciones, las cuales según él dependen del Congreso; reconoció que la guerra irregular en la que se han visto inmersos por sus costos se tienen que financiar con dineros del narcotráfico y que el cese de hostilidades es casi imposible cumplirlo en su totalidad, mientras no están manejando de manera directa a sus hombres. En conclusión, según Báez, el proceso está agonizando y las AUC están dispuestas a volver al monte.
Salvatore Mancuso rompió su silencio para hablar sobre el futuro de las negociaciones y su papel como un desmovilizado que no quiere dar un paso atrás para regresar a empuñar las armas.

El siguiente es el texto de la entrevista en exclusiva concedida a EL MERIDIANO de Córdoba:


¿Qué opinión le merecen las declaraciones de Ernesto Báez sobre el 'regreso al monte' de las AUC si la ley de Justicia y Paz que propone el Gobierno se aprueba en el Congreso?


"Su voz es un grito de alerta. Un líder siempre tiene el olfato para detectar la gravedad del momento. Ernesto sabe que las AUC y el Gobierno caminan sobre el filo de la navaja pero el país político no lo quiere comprender así. Regresar a la guerra no resuelve nada ni para las AUC ni para Colombia. Y las AUC lo saben. No es tiempo de echarle más leña al fuego, sino de redoblar esfuerzos para sacar adelante la negociación de Paz. 'Regresar al monte' no es parte de la solución que Colombia está reclamando".

¿Sin embargo, la lectura que hace la opinión de las declaraciones de Báez es distinta. Como si las AUC ya hubieran tomado una decisión: "O se reforma el proyecto de Justicia y Paz en el Congreso, o regresamos al monte".?


" No comparto esa lectura ni esos términos de interpretación. Las AUC quieren, como todos los colombianos, que la Ley que apruebe el Congreso facilite la paz y la reconciliación, y no que agrave las cosas cerrando las puertas de la negociación política. Ernesto Báez quiere alertar al país sobre el riesgo que se corre si se aprueba una ley que es inútil tal como está planteada, porque definitivamente ni las Farc ni el Eln la van a aceptar. El proceso legislativo que hoy va adelantando el Congreso, hasta ahora, más que generar oportunidades de paz, propicia las condiciones para una escalada mayor del conflicto.


¿Si las AUC regresan al monte usted, Salvatore Mancuso, se va con ellas? Esta es la pregunta que se hace el país.


"Mi decisión de reincorporarme a la vida civil es irretractable. Nada me hará volver atrás en esta decisión. He dicho adios a las armas, no para retomarlas al día siguiente, o al año siguiente, o a los diez años. Me la juego por abrir caminos de paz y en ese empeño me mantendré mientras Dios me dé vida, hasta que la paz sea una realidad en Colombia.


¿Pero, entonces, usted está satisfecho con los términos de la Ley?


"No. No lo estoy. Pero he tomado una decisión de vida, y no habrá ley, por más imperfecta que sea, que me haga retroceder. He procedido de buena fe y con actitud patriótica, tengo que ser leal con mi propia conciencia y muy serio frente a las responsabilidades que asumí ante el país, cuando conduje a las AUC a la mesa de negociación política de Ralito y se produjo el hecho de paz más contundente de la historia del conflicto colombiano, al arrancarle a la guerra cuatro mil ochocientos hombres y mujeres, con todo su armamento, de un tajo".


¿Lo que dice es muy importante y puede entenderse como una ruptura en las AUC: unos regresan al monte y otros permanecen en la mesa?


"Permaneceré en la vida civil. Mi lugar ya no es la Mesa, porque estoy desmovilizado. Buscaré por todos los medios que quienes fueron mis compañeros de armas no tengan que volver al monte. Seguiré haciendo llamados públicos y privados para mantener vivas las negociaciones de Ralito. En mi carácter de desmovilizado no puedo tomar ninguna determinación con relación a los que quieran irse o permanecer en la mesa. Tampoco puedo evitar que algunos desmovilizados quieran regresar a la lucha armada. Lo que sí puedo, es seguir adelantando gestiones ante el Gobierno Nacional para que quienes se hayan desmovilizado y quieran seguir adelante con el proceso de reincorporación a la vida civil plena, tengan de mi parte toda la solidaridad y el empeño que siempre he puesto en mis responsabilidades. Nadie sabe lo difícil que ha sido iniciar las negociaciones y lo duro que ha sido mantenerlas en pie. No puedo tirar por la borda todo lo avanzado. 


¿Y su pedido de extradición pendiente?


"La Resolución 303 del Gobierno Nacional, del 16 de diciembre pasado, subordina la concesión del pedido de extradición de los EEUU a mi contribución a la paz, al abandono de actividades ilícitas y al cumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco del proceso con las AUC. A ella me remito. He dado, estoy dando y seguiré dando demostraciones contundentes e inequívocas acerca de mi voluntad de paz. Pero eso también es un acto de fe en Colombia, uno muy personal, pues soy conciente de los riesgos que implica el tema. Mi solicitud de extradición obedece a una óptica política más que penal, cuento con que el gobierno colombiano lo considere bajo el mismo criterio".


¿Quizá un arreglo directo con los Estados Unidos, en el futuro, o uno colectivo si los demás autodefensas solicitados en extradición se reinsertaran? 


"Mire, le voy a contestar muy claramente: mi situación legal ante los Estados Unidos, o cualquier otro país, depende del Estado Colombiano. No tengo ni he tenido negociaciones por dentro o por fuera de la mesa con el Gobierno Nacional o con los Estados Unidos, con respecto a la extradición. De ninguna manera adelantaré una negociación individual que implicara someterme a unas exigencias que incluyeran traicionar mis convicciones del presente o del pasado. Ya el escenario hipotético de una negociación colectiva tendría que liderarlo el Gobierno Nacional y sólo sería posible como resultado de un proceso de paz exitoso y total. 


¿Cuál es su papel en este momento?


Sigo trabajando por los desmovilizados que como yo, han asumido con seriedad el reto que nos impone el tránsito a una nueva vida. Sigo trabajando en implementar proyectos económicos que garanticen la permanencia de miles de desmovilizados en la legalidad y la tranquilidad de sus hogares; estos proyectos productivos serán el inicio de una nueva vida para miles de reinsertados, desplazados y poblaciones afectadas por el conflicto y por años de abandono y miseria. Aquí estoy, trabajando por la paz, junto a todos aquellos que entre la paz y la guerra, le han dicho y le seguirán diciendo, sí, mil veces sí a la paz. Nunca más la guerra".


¿Cómo queda usted en su relación con las AUC si las negociaciones con el Gobierno se rompen? 


Tomen la decisión que tomen yo jamás claudicaré en el empeno de seguir construyendo con ellos, codo a codo, la misma paz que soñamos juntos. Los convoco sí, a meditar sobre todas las alternativas que existen, porque sé que no está dicha todavía la última palabra de parte de las AUC y falta involucrar demasiados sectores de la sociedad. Mi palabra, ante la tensión que se vive en Ralito y se transmite al país, es que ambas partes cedan, que haya prudencia, calma, reflexión y humildad; que así como las AUC le han pedido a Colombia una segunda oportunidad en la vida, no dejen de considerar la posibilidad de que, pase lo que pase en el Congreso, la organización tienen la potestad y autonomía para dar a Colombia todas las oportunidades de paz que merecen los colombianos. 


¿Salvatore Mancuso ha pensado en la alternativa de dedicarse a la actividad política?


"Durante estos años he buscado una salida pacífica al conflicto armado y me he dedicado a hacer viable la reinstitucionalización de vastas zonas del país. Me he ganado el derecho de hacer política en Colombia impulsando y defendiendo las comunidades. Pero voy más allá, considero que además de un derecho, es un deber de todo colombiano que sienta que puede coadyuvar a que nuestro país sea mejor, se desarrolle y se pacifique. No se le olvide que existe constancia escrita, histórica, que antes de emprender el proceso de autodefensa, agoté ante el Estado, todas, pero absolutamente todas, las instancias de súplica para no quedar encerrado en esta tragedia del conflicto armado. El 10 de diciembre pasado, en el Catatumbo pude salir con honor y dignidad del castigo que es la guerra; después de haber puesto a las AUC, en la recta final del Proceso de Paz.


¿Considera un obstáculo insalvable el que la ley de Justicia y Paz no le otorga finalmente status político a las AUC?


"Sería una insensatez, y una irresponsabilidad con el futuro de Colombia, que la ley cercene a los desmovilizados de las AUC, de las Farc y del ELN la posibilidad de que su reincorporación a la vida civil sea plena; es decir, con todos sus derechos políticos intactos y con el derecho de todo ciudadano a elegir y ser elegido. No creo que el status político de las organizaciones armadas ilegales que se desmovilicen como parte de un acuerdo de paz, deba necesariamente ser consignado en esta ley, pero sí estoy convencido que una ley que pretenda cimentar la paz, y no habilite a los desmovilizados de las AUC, de las Farc y del ELN a ejercer sus derechos políticos de manera plena, no tendría pies ni cabeza. Precisamente, se trata de que las ideas políticas de los ciudadanos no se apoyen en la violencia de las armas sino en el libre intercambio de las voluntades, dentro de las instituciones. El reconocimiento político debe ganarse o perderse en las urnas y ha de ser el pueblo quien determine si tal o cual persona es la indicada o no para ejercer un rol político de mayor o menor relevancia en la vida del país.


¿Qué juicio le merece el Congreso en relación con el desarrollo que ha tenido hasta el momento el trámite del proyecto de ley de Justicia y Paz?


He tomado nota de intervenciones realmente notables, algunas desde el oficialismo, otras desde la oposición. He observado un interés real por ahondar y perfeccionar el conocimiento que se tiene en el Congreso, sobre la enorme complejidad del conflicto. Complejidad que vuelve ininteligibles todos los aspectos que giran alrededor de éste, incluso para quienes hemos sido sus protagonistas. Sigo esperanzado en que el Congreso responda con grandeza, deponiendo prejuicios, que cada uno abandone el individualismo y el protagonismo, que piensen en el país y no en que la prensa los alabe y felicite por su intransigencia; que construyan una ley que cobije a todos los actores del conflicto, sin imponer retaliaciones ni venganzas, una ley equitativa, equilibrada, que sea un balance entre paz y justicia, creando las condiciones necesarias para la reconciliación total".


¿No siente el temor de que las regiones donde se han producido desmovilizaciones de las AUC estén hoy en la mira de otras organizaciones armadas ilegales, incluso de nuevas generaciones de autodefensas?

Concretamente, sobre Córdoba y el Catatumbo, hay medidas de prevención y seguridad que no pueden demorarse un solo día más. La posición del Gobierno en la mesa, fue la de asumir la responsabilidad total de la seguridad de esas poblaciones y sus economías regionales que las AUC habíamos protegido durante años. Sin embargo, creo que ese compromiso no alcanza. Todos sabemos que entre la voluntad que contiene la política de Seguridad Democrática y la realidad de los hechos, está la dramática evidencia de la escasez de recursos y de presupuesto. Ante esto, invito al Congreso a que escuche a las comunidades que representa, y atienda el clamor con urgencia de las regiones que las AUC arrebatamos a la crueldad y la desidia. En esas zonas se incuban ya nuevas tragedias, por eso la preocupación no debe girar solamente sobre la atención que merecen las víctimas que nos lega el pasado, sino también sobre aquellas labores de prevención que hay que desarrollar a partir de hoy mismo, para que en el futuro no tengamos víctimas de algunas formas aún inéditas de violencia.

¿Usted cree que el Congreso puede jugar un papel importante para evitar el regreso de las AUC al monte?


Considero que ese es su máximo deber en esta coyuntura tan complicada. Los invito a deponer esa noción equivocada de dignidad que no ayuda a sanar las heridas de Colombia y les impide encontrar legítimo el diálogo con las Autodefensas. Bajen del pedestal, escuchen los planteamientos de las AUC, vuelvan libremente a legislar, sopesen lo escuchado y procedan a conciencia por el bien de la patria.


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miércoles, 2 de marzo de 2005

Carta de Mancuso. El Meridiano de Córdoba

Bogotá, Colprensa. Críticas por falta de proyectos que faciliten la reincorporación de los combatientes a la vida civil hizo el líder de las AUC, Salvatore Mancuso al Gobierno, en carta enviada al senador Carlos Moreno de Caro. Pidió que la ley de verdad, justicia y reparación no sea limitada a preceptos penales y tenga ingredientes más políticos que faciliten la negociación con los grupos alzados en armas.

El Gobierno Nacional aseguró que mañana estará lista la ponencia del proyecto de Justicia y Paz y la otra semana se iniciará la votación en el Congreso.

Mancuso habla del marco jurídico


Mancuso en carta fechada el primero de marzo de 2005 incluso propone que el título del proyecto se cambie de "Verdad, Justicia y Reparación" por "Arrepentimiento, Perdón y Reconciliación".



"Porque el principio ético del arrepentimiento y el perdón, y el más político de la reconciliación, serían el cauce para el reencuentro de los actores armados con la sociedad. Encontraríamos por esa vía lo sustancial del desarme y convertiríamos en accesorio todo aquello que pueda convertirse en una talanquera ante la reunificación nacional. Y esto lo digo pensando en las Autodefensas y también en las guerrillas", explica Mancuso en la misiva.



Aclara que no pretenden eludir su responsabilidad penal, porque son conscientes de que es una etapa que se debe surtir, pero que también se debe decidir aquí en el país, por lo cual solicitan la comprensión de la comunidad internacional.



Una crítica fuerte al Gobierno contiene la carta de Salvatore Mancuso, quien sostiene que "para nadie es un secreto, que esta desmovilización de tan importantes y sobresalientes tropas de las Autodefensas imprime una dinámica irreversible a un proceso que hasta la fecha está plagado de gestos de nuestra parte, pero que del lado de la institucionalidad se presenta para nuestros hombres como un salto al vacío, pues no existe un marco legal para la reinserción".



También expresa el temor que tiene por la suerte de los reinsertados, pues asegura, "que supone que se diseñarían e implementarían rápido los programas de empleo, se diseñarían beneficios para los empleadores, se otorgarían becas de estudio, que se implementarían primero los programas colectivos de producción rural, las granjas, las cooperativas, los proyectos agroindustriales y seríamos invadidos por batallones de sociólogos. Pero no. Hasta ahora sólo vemos buena voluntad por parte del Gobierno y el inicio del diseño de programas a desarrollar".

¿Perdón por encima del castigo?: Salvatore Mancuso

El Espectador, de Bogotá
El líder y hasta hace pocas semanas máximo dirigente de las Autodefensas, Salvatore Mancuso, instó hoy al Congreso de la República a asumir la que considera voluntad mayoritaria del pueblo colombiano, tramitando una Ley de Reincorporación a la civilidad que valore el perdón por encima del castigo y la reconciliación sobre las probabilidades de la prolongación de la guerra.

En una extensa misiva, dirigida al senador Carlos Moreno de Caro, y conocida por El Espectador, Salvatore Mancuso, bajo el argumento de "enriquecer el espacio conceptual" del proceso de desmovilización de las Autodefensas, señaló "que si en Colombia se quiere que tanto guerrillas como autodefensas le digan adiós a las armas, el componente de la verdad no debe ser remitido a los detalles de la guerra".

Añadió Mancuso que lo que requiere Colombia es una verdad histórica, que también es la verdad del olvido por más de 40 años, de quienes fallaron en su obligación ante el Estado, o de quienes fueron indolentes en la misión de preservar muchas vidas. Y agregó: "quizás sea el momento de volver a la verdad sobre nuestras vidas, de los hijos abandonados para librar una guerra que heredamos de generaciones pasadas".

Mancuso advierte que si se repasan todas estas aristas de la verdad saldría a la luz una nueva percepción de lo acontecido: "justicia para quién". En tal sentido, reconociendo que es una justicia que en primer lugar debe reparar a las familias de quienes murieron en la guerra, concluye con un interrogante: "¿cuál es la justicia que se nos pretende aplicar: la justicia del equilibrio o la venganza judicial de unos pocos ante la eficacia militar, que el Estado no tuvo para salvaguardar nuestras vidas y la de las comunidades?"

En la misma óptica, Mancuso señala en su misiva al senador Moreno de Caro, que también en el escenario de la reparación, se pretende que el proyecto de Ley aporte una solución exclusivamente penal, lo cual genera la misma clase de interrogantes: "¿y cuáles vidas son las que se deberán pagar?". "¿Las del enemigo guerrillero o autodefensa, o la de nuestros hombres muertos y mutilados?" Mancuso concluyó que antes que estigmatizar a las autodefensas habría que pensar que no habría con que pagar el daño infringido por las omisiones del Estado.

Finalmente, Salvatore Mancuso propuso un proyecto de Ley cuyos principios básicos sean arrepentimiento, perdón y reconciliación, en vez del estrecho espacio de la verdad, justicia y reparación. Y añadió que la solución de la guerra colombiana no puede ser dictada desde afuera, porque también muchos han sido indolentes con la suerte del país. Mancuso dejó en claro que las Autodefensas, como le ocurriría a las guerrillas buscan la garantía de poder expresarse políticamente.
Y finalizó diciéndole a los Congresistas: "dennos las garantías a aquellos que queremos facilitar la paz de Colombia y nosotros ofreceremos sin cortapisas nuestra mejor colaboración para que sea realidad la desmovilización total de las Autodefensas".

martes, 18 de enero de 2005

Discurso de Salvatore Mancuso el día de la desmovilización del Bloque Córdoba, de las Autodefensas Unidas de Colombia

CÓRDOBA, TIERRA QUERIDA

Piso la tierra que escogieron mis padres para darme vida. Estoy en mi tierra. En la tierra de mi niñez, en la de mi adolescencia, en la de mis amores y en la que aprendí a querer y retocé desde mis primeros años. Estoy en Córdoba donde quiero vivir, donde he trabajado, donde he luchado siempre y donde espero morir.

La desmovilización de las Autodefensas en Córdoba, mi tierra querida, contiene una simbología personal que atañe mis fibras más sensibles. Todo empezó por amor a la libertad y al solaz de respirar este aire; el inicio de esta gesta tuvo como motivación única, la angustia por perder el privilegio de ser libre y feliz, en estas llanuras y colinas espléndidas, que se hicieron de las sonrisas de Dios.

Cuando ya no esté, solo quiero ser recordado como un hombre que “amó a su tierra con toda el alma”. Ese ha sido el signo de mi vida y debe ser mi único epitafio. Entretanto, mi presencia aquí, demarca el inicio de un nuevo derrotero: la lucha continúa, pero las armas y los argumentos nunca volverán a ser los mismos.

Soy desde hace días un desmovilizado de las Autodefensas, pero no podía estar ausente cuando entregamos las armas que ven ustedes apiladas en los anaqueles dispuestos. Esa reunión de hierros de combate en el armerillo, da testimonio de la fuerza feroz que dispusimos para defender nuestro terruño, y es una pequeña muestra del poder del alma cuando ve amenazada la subsistencia de su statu quo y del modo de vida centenario en que se han forjado nuestras costumbres.

La prensa registra fácilmente el testimonio gráfico del armamento apilado en las distintas ceremonias de desmovilización. Las fotos de los fusiles en reposo, dan la vuelta al mundo y se muestran como signo de paz. Pero detrás del gesto de la entrega de las armas, se pierde a veces el fundamento, el meollo de la desmovilización. Las armas no matan. Las armas no hacen daño. Las armas son inocuas. Somos los hombres quienes nos convertimos en una fuerza mortal, por razones diversas. El arma sin el hombre, posee la mansedumbre noble del metal. Detrás del gesto de la entrega, hay una por una, miles de almas que deponen su poder mortal, almas de luchadores a quienes en lugar de huir, como única opción les quedó la guerra.

No estamos entregando armas. No, señores. Estamos devolviendo a la sociedad seres humanos. Cada uno de nosotros, es un padre, un hijo, un trabajador que vuelve a la sociedad para crear y producir, y uno menos en el torbellino de la guerra que solo consigue destruir.

La foto de los fusiles, se vuelve una caricatura del proceso, si la sociedad no registra en la conciencia colectiva, que mañana, cuando nuestros hombres toquen las puertas de las empresas y entidades, en busca de una oportunidad para servir o trabajar honradamente, necesariamente deberán recibir la comprensión de la ciudadanía y el aparato productivo nacional. La paz compatriotas, deberemos hacerla entre todos… nosotros doblegando nuestro ánimo de defensa combativa, y la sociedad abrazando cálidamente a cada muchacho o muchacha que desee encontrar un lugar en el marco de la civilidad y el trabajo legal.

En las manos del gobierno y el empresariado, pasando por el tamiz de los comunicadores y la prensa, en sus manos está el éxito de la segunda fase del proceso de reinserción. La fase de bienvenida, la etapa de reconciliación real. Cuando cada ser humano encuentre que valió la pena luchar por esa sociedad que defendía, pero sobre todo, que valió la pena desarmar el corazón para recuperar el privilegio de compartir en paz con las gentes de bien de la patria, en vez de pelear por ellas, a veces, dañándoles sin querer.

Estos hombres, que nadie ha forzado a deponer el arma que fue cada alma en estos años, estos jóvenes que hoy buscan una paz cotidiana para descansar del peso de la guerra y contribuir a engrandecer la nación. Esos seres humanos son el material fundamental que se depone ante la patria. No son hierro ni proyectiles, son almas, carne y hueso, amigos del futuro, empleados, profesionales y empresarios del mañana. Pero eso dependerá de cómo sean recibidos por la sociedad.

Bajo el sol de mi infancia, ante los hombres con quienes he luchado, con el Estado Mayor como testigo, y sometido al escrutinio de la nación, renuevo hoy mi compromiso con la Patria. Renuevo mi vocación de servicio al entorno que he amado. A diferencia del proceso de la guerra, el proceso de la paz no terminará nunca, la paz es una conquista humana cuyo fin no existe, hay que bordarla cada día, pues su consecución es el único logro del proceso evolutivo de la humanidad que surge de un anhelo de la conciencia. El ideal de vivir en paz nos separa del resto del reino animal, pero el ser humano apenas comienza a entronizar esta certeza en sus signos de conducta.
La paz es una ganancia de cada instante en la vida de cada uno. En adelante, esa será la lucha de los excombatientes de la autodefensa, la lucha por crear, por la construcción de la concordia para cimentar el desarrollo, y la lucha que invitamos a abrazar a esa subversión que persiste en la destrucción de lo fundamental.

En el curso de la guerra, sustituimos muchas veces las instancias decisorias civiles y judiciales en las zonas donde el Estado estuvo ausente. Fue una labor para la que no estábamos preparados, pero aprendimos a tener contacto con las comunidades y perfilamos la noción de equilibrio social que se asemeja a la justicia. Del mismo modo, debimos fomentar obras de desarrollo, y en muchos casos emprender la construcción de infraestructura para posibilitar el despegue económico.

Paralelamente a nuestro accionar militar, debimos ejercer una función de administración política, judicial y ejecutiva, en ese contexto lideramos a las comunidades, y tuvimos que desarrollar la capacidad para ello. Los habitantes de las zonas liberadas nos han visto construir vías, puentes, puestos de salud, hospitales, fomentar actividades agropecuarias, en fin, son testigos de nuestra conducta social y de nuestra lucha por la consolidación de las economías locales y la prosperidad de las comarcas.

Esa bandera, no será arriada. Entregamos las armas, pero la vocación de servicio social que nació paralelamente al ejercicio de la defensa militar, es irrenunciable. Esa nadie podrá exigirnos abandonarla. Lucharemos dentro de la ley por liderar los procesos sociales de superación de la pobreza, buscaremos afanosamente un espacio nacional para reivindicar con inversión y presencia estatal efectiva las zonas por las que peleamos a riesgo de nuestras vidas.
La ley que selle la reinserción, la ley de reconciliación que ha de tramitar el Congreso, deberá garantizar nuestros derechos políticos, pues lo contrario sería segar el derecho legitimo a defender con la ley lo que preservamos por las armas.

Aquí estaré siempre de cara al país defendiendo esta tierra donde hoy cesa nuestra defensa armada. Seré personero y representante de las comunidades, en los espacios que contempla el sistema político al amparo del esquema democrático. No solo yo espero servir a Colombia desde la institucionalidad democrática, muchos de los ex combatientes y ex comandantes, serán requeridos por la comunidad para que empuñen las banderas del desarrollo local desde la política. Es lógico. Es justo, y es equitativo con los otros procesos de desmovilización armada en el pasado, en Colombia y en el mundo.

Habrá un espacio intermedio que será un tributo a la sociedad por los errores cometidos. Será un tiempo de reflexión, contrición y preparación, pero luego contarán con nosotros desde la orilla de la ley, para franquear el océano que separa la vida natural de la vida digna que exigen los tiempos actuales. Y volveremos a la lucha, pero a una cuyo escenario será la política, armados solamente con la voz y la razón.

Saludo, con profunda emoción, a los hombres que hoy desarman sus corazones.

A aquellos cuya situación legal les obligue a permanecer en esta zona, les tenemos como buen augurio para la reinserción, la entrega de un predio al Gobierno nacional, de 140 hectáreas, aquí, en Santa Fe de Ralito, en plena zona de ubicación, para que construya viviendas donde puedan asentarse en tanto que la Ley de reinserción definitiva les permita volver al pleno de la sociedad.
Este gesto, la entrega de tierra, sin que aún haya fundamentos de ley para los procesos de reincorporación, es nuestro modo de no hacer actos vacíos. Para nosotros la inserción de nuestra gente a la sociedad comienza con hechos concretos: Aquí está la tierra y servirá para que tengan un techo durante el tiempo que debamos permanecer en la zona de ubicación.
Podrá construirse un primer centro de convivencia y rehabilitación, donde se preparen los jóvenes que salen del conflicto y tomar instrucción en el arte de subsistir en la sociedad. Aquí estaré yo, en charlas y foros con Ustedes y la gente más prestante de todas las instancias del país. Este, en la zona de ubicación de Santa Fe de Ralito, podrá ser el semillero de las opciones de alternatividad pendientes.

Saludo con alegría, a las comunidades que hemos defendido: los indígenas Embera Katío, los Zenúes, orgullo de nuestro origen y símbolo de una herencia y sabiduría milenarias, Los pobladores de Tierra Alta, de Ralito, de Volcanes, el Caramelo, Valencia, Villanueva, San Anterito, Las Palomas, El Pando, Revuelto, Las Pailas, Bonito Viento, Nueva Granada, Palmira, Corea, La Apartada, Machuca… Y tantos otros que no alcanzaría el día para mencionarlos, que a veces no figuran en los mapas de Colombia, pero que vibran en la cartografía de nuestra historia y en el territorio de nuestros afectos.

Felicito a las familias que los recuperan hoy, y exijo al Gobierno que nos dé la fuerza de la legitimidad y los instrumentos para asentarnos en la sociedad sin posibilidades de regreso a la guerra.

Me lleno de nostalgia ante tantas caras amigas, ante tantos hombres y mujeres que estuvieron dispuestos a dar la vida tantas veces. Por último, pido a todos un minuto en honor a los que ya no están, aquellos cuyas vidas se perdieron en la guerra, que sea un homenaje simbólico este día, pero no uno triste, de silencio, sino uno que celebre su esfuerzo, su consagración y su ofrenda, que rinda tributo a que sus vidas no se fueron en vano: pido un minuto de aplauso por los caídos.
Muchas gracias.


SALVATORE MANCUSO


Santa Fe Ralito, martes 18 de enero de 2005