lunes, 11 de febrero de 2008

Marcha del 6 de marzo: entre la revancha y el oportunismo



Comité Editorial de Paz y Progreso, en www.salvatoremancuso.com

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En primera instancia, queremos resaltar la marcha que se llevó a cabo en Colombia y en los lugares más insospechados del mundo el pasado lunes 4 de febrero.

En Bogotá, en Cali, en Medellín, a lo largo y ancho de la geografía nacional, incluidos municipios duramente castigados por la guerrilla, como San Vicente del Caguán, Florencia, incluso en Neiva, la condena al accionar demencial de las FARC fue unánime. En la historia del país nunca ha habido una manifestación de estas características, un clamor mundial en contra de la ignominia a la que someten las FARC a tantos seres humanos, una condena a la violación de las más elementales normas del Derecho Internacional Humanitario.

La magnitud de las marchas fue tal, que no ha sido posible establecer la cantidad de caminantes, pero posiblemente fueron unos diez millones de colombianos y simpatizantes del objetivo del evento: un rechazo frontal a las FARC. Fue un gran grito del pueblo, pidiendo poner fin a la barbarie, a la infamia, a las torturas. Los críticos de las marchas ofenden a quienes en ellas participaron, al considerarlos minusválidos mentales, ya que dicen que fueron manipulados. ¡Por Dios! ¿Tantos millones son borregos de los medios de comunicación? Otra característica que debe resaltarse fue la participación generalizada de colombianos de todas las clases sociales, condiciones y edades, pero sobresaliendo la siempre fresca presencia de las juventudes.

Creemos que una expresión de estas características tiene mayor significación para la comunidad internacional que para el país. Las FARC se han caracterizado por su posición autista ante las demandas que se las han hecho reiteradamente para que alivien el sufrimiento de tantos colombianos, mostrando una inflexibilidad digna de mejor causa. Pero en Europa especialmente, persisten grupos de apoyo que ignoran las realidades del drama colombiano, y a los que actos como los del 4F pueden abrirles los ojos.

De todos modos no faltan los sectores que siguen simpatizando con las guerrillas y por ende, tratando de justificar lo indefendible. Algunos integrantes del sindicalismo decimonónico y de la izquierda recalcitrante, fueron vacilantes, dubitativos, ambiguos.

Ahora, hemos sido sorprendidos con una marcha que se propone supuestamente a favor de las víctimas, y que se realizaría el próximo seis de marzo. Su instigador es el señor Iván Cepeda, justamente quien no ha condenado con energía que uno de los frentes mas criminales de las FARC lleven el nombre de su padre Manuel Cepeda. Esta solo circunstancia ya siembra dudas sobre los reales intereses de quienes están orquestando tras bambalinas esta nueva marcha.

En realidad, de lo que se trata es de deslegitimar de alguna manera el abrumador rechazo que la inmensa mayoría de los colombianos hicieron de las FARC, desdibujando la contundencia de la expresión mayoritaria, con otros propósitos que se proponen ahora.

Toda la estructura armada de las Autodefensas Unidas de Colombia fue desmantelada cuando se produjeron las desmovilizaciones. Entregamos más de 18.000 armas que ya fueron fundidas, y desactivamos un ejército de más de 30.000 hombres y mujeres. Realizar una marcha en contra nuestra es tan insólito como si ahora convocáramos a una movilización en contra del M-19, o del EPL, o del Quintín Lame, que dejaron las armas a comienzos de los noventa. Es más, debemos recordar que el de las AUC es el primer proceso de paz en el mundo en donde la dirigencia de quienes toman la decisión de abandonar la lucha armada está encarcelada, pese a lo cual hemos seguido honrando nuestros compromisos con la sociedad colombiana.

En todos los procesos de desarme en el mundo, y por muy diversas razones, un porcentaje de quienes integraban el grupo armado reinciden e incumplen los pactos acordados. Las Autodefensas no somos la excepción. En múltiples ocasiones hemos llamado la atención sobre situaciones objetivas que propician el regreso de quienes integrábamos las AUC a la ilegalidad, por lo que no vamos a insistir en el tema. Pero el hecho de que haya grupos emergentes conformados por desmovilizados, no deslegitima al grueso de ex-combatientes que persistimos en los cauces institucionales para reintegrarnos a la sociedad.

Recordemos el pasado reciente de Colombia, en donde el M-19 tuvo una disidencia importante, con un grupo en el Valle del Cauca, denominado “Frente Jaime Bateman Cayón” que persistió varios años en su accionar en la zona. Igualmente, el EPL tuvo disidencias en el Urabá y uno de sus máximos dirigentes, el señor Francisco Caraballo, estuvo también un tiempo importante en la ilegalidad, hasta ser capturado. Podemos citar más ejemplos, pero el punto central es que la actitud individual o de pequeños grupos no dio al traste con los procesos que se llevaron a cabo con estas formaciones guerrilleras.

Los Comandantes de las Autodefensas se acogieron al marco determinado por la ley de justicia y paz, y están contando su verdad al país, por estremecedora que ella pueda ser. Tenemos que ser capaz de mirarnos en el espejo de nuestras realidades, para poder superarlas. Pero los hechos que se están confesando y los que se reconocerán, pertenecen al pasado. Hemos manifestado nuestro arrepentimiento a la sociedad, y nuestros propósitos de no repetición. Estamos dispuestos a cumplir con las penas que se nos asignen, a pesar de que no fuimos vencidos en el campo de batalla.
Igualmente, hemos dicho que los desmovilizados que incurran en conductas delictivas deben asumir las responsabilidades legales que les competan, y que la condición de desmovilizado impone un comportamiento ejemplar, y de ninguna manera es una patente de corso.

Son estas razones las que nos impulsan a decir que la marcha programada para el 6 de marzo obedece quién sabe a qué oscuros intereses, y estamos con estas glosas alertando a la gente desprevenida, que puede pensar en la buena voluntad de sus organizadores.

El denominado Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado parte de supuestos que no son ciertos, como el hecho de que las Autodefensas éramos unos apéndices del Estado, lo cual sería un despropósito elemental, sino fuera porque es la misma tesis que ha esgrimido la guerrilla de las FARC de forma reiterada. Son esas coincidencias las que nos parecen sospechosas. Los lectores sin prejuicios sacarán sus propias conclusiones.

“La ambigüedad es el mal de los cobardes”

MOVIMIENTO NACIONAL DE AUTODEFENSAS DESMOVILIZADAS
Colombia, febrero 11 de 2008

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