martes, 18 de septiembre de 2007

Carta dirigida al señor Señor Fidel Cano Correa - Director Semanario El Espectador

Itagüí, 18 de septiembre de 2007

Señor Fidel Cano Correa
Director Semanario El Espectador

Señor director:

Con el fin de poder ejercer el derecho de réplica y en aras que sean respetados los derechos a la verdad periodística, solicito muy comedidamente que sea publicada en su prestigioso semanario, la siguiente respuesta a las afirmaciones realizadas por el columnista FELIPE ZULETA, aparecida en su edición del pasado 15 de septiembre.

La verdad periodística se ha visto vulnerada por el comentario falso y salido de tono que el columnista Felipe Zuleta realiza en su columna semanal aparecida en su semanario el 15 de septiembre de los corrientes; la afirmación que hace el señor ZULETA en el sentido de que me he convertido en el informante de palacio, no solamente es falaz, sino que el comentario según el cual gracias a mis informes, el señor Presidente de la República ha tomado decisiones en contra de los ex comandantes Diego Fernando Murillo y Carlos Mario Jiménez, es un engaño a los lectores, un insulto al Señor Presidente y un fallido intento por enfrentarnos a quienes le apostamos todo en nuestras vidas a jugarnos por la paz como salida al conflicto armado que desangra a nuestro País.

Flaco favor le hace el columnista a la búsqueda de la reconciliación que iniciamos desde hace unos años, tanto los entonces comandantes como yo, junto a los demás ex comandantes que hemos dado verdaderas muestras de seriedad en nuestros compromisos con la Patria.

Quiero reiterarle al País entero, que estas falsas afirmaciones no minarán mi determinación de seguir adelante con el camino que inicié entre diciembre de 2004 y enero de 2005, cuando desmovilicé los ejércitos que comandaba, en el Catatumbo y Córdoba, decisión que tomé antes de que existiera siquiera una norma que reglamentara cuál iría a ser nuestro futuro en la civilidad, como una muestra de que nuestro compromiso con la paz era real y tangible, como sigue siendo hoy. En ése momento, con 2.359 combatientes desmovilizados, protagonicé el mayor desarme que se había realizado en la historia de Colombia y que abriría el camino para que al final se silenciaran más de dieciocho mil armas, de las cuales 14.000 largas, que empuñábamos en ese entonces las AUC en el combate antisubversivo.

Ese camino me condujo a recluirme voluntariamente en prisión cuando así me lo pidió el Señor Presidente de la República, posteriormente fui el primero de los ex comandantes que se acogió también voluntariamente a la ley 975, igualmente abrí el camino de contar la verdad del conflicto y de mis actos en la guerra dentro de la versión libre que estoy rindiendo ante la Fiscalía General de la Nación, a la que he acompañado en la entrega de bienes por más de 50 mil millones de pesos con destino a las víctimas del conflicto, a quienes no me canso de pedir perdón porque mi compromiso con Colombia es el de poder llegar a la reconciliación, independientemente de las causas que dieron origen al conflicto, meta que no derrumbarán columnistas mal intencionados que tal vez querrían saberme muerto como única fórmula de torpedear mi testaruda intención de trabajar para buscar la paz en nuestro País. Así no se construye sociedad, los chismes en temas tan sensibles son tan violentos como cualquier acción bélica, el compromiso con la verdad también debe aplicarse a los generadores de opinión, quienes amparados en el poder de las palabras deberían cambiar la maledicencia quién sabe con qué objetivos –como la comentada-, por el trabajo de construir una opinión social tendiente al desarme físico, pero también del corazón y de las palabras que dañan.

No necesito ser informante secreto de Palacio, mi colaboración con la institucionalidad, desde que me desmovilicé, dejó de ser clandestina, ahora la realizo abiertamente y con comunicados a las autoridades y a la opinión pública a través de documentos igualmente públicos y de mi página de internetwww.salvatoremancuso.com; motivo por el cual la afirmación de Zuleta, no solamente es falsa, sino que desdice de la ética periodística y por supuesto se encuentra signada por el prurito de seguir dejando a nuestro País sumido en la guerra y atacando lo que seguirá siendo motivo de mi vida hasta que Dios me tenga con ella: LA RECONCILIACIÓN DE LOS COLOMBIANOS.

Cordialmente,

SALVATORE MANCUSO GÓMEZ

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