viernes, 27 de septiembre de 2002

Carta Abierta



Señor
LUIS CARLOS RESTREPO
Alto Comisionado de Paz

Monseñor
PEDRO RUBIANO SÁENZ
Presidente Conferencia Episcopal

Señora
ANNE PATTERSON
Embajadora de los Estados Unidos

Señor
KOFI ANNAN
Secretario General de la ONU

Señor
GEORGE COMNINOS
Jefe de Delegación CICR

Respetada señora y señores dignatarios:

Ante la decisión del poder Judicial de los EE.UU. de solicitar en extradición al comandante Carlos Castaño y a mi persona, la respuesta de cada uno de nosotros ha de ser tomada, en conciencia, y por separado, de acuerdo a irrenunciables consideraciones que, como tales, pertenecen a la esfera de la propia intimidad.

Puede que ambos coincidamos, o puede que ambos respondamos de manera diferente frente a una acusación que sentimos como totalmente errada, en la seguridad manifestada, reiterada y públicamente, tanto por el comandante Castaño como por mi persona, acerca de que ni por asomo hemos sido ni somos ni podremos ser nunca considerados como narcotraficantes.

Soy respetuoso de la Justicia de Colombia y de los EE.UU., y la comunidad nacional e internacional puede estar segura de que siempre estará abierta, de mi parte, la posibilidad de responder por los canales legales pertinentes cualquier tipo de requerimiento que en esos ámbitos se me hagan, en tiempo y lugar que considere oportunos y convenientes teniendo en cuenta todos los factores que están en juego y que giran alrededor de mi actuación pública, siendo como soy integrante de la Dirección política y militar de uno de los actores prominentes del conflicto armado colombiano. En tal ocasión dejaré a salvo mi buen nombre y honor, mancillados por acusaciones que no acepto y a las cuales no les asigno la menor correspondencia con los hechos.

En las actuales circunstancias de la lucha antisubversiva y antiterrorista en las que estamos comprometidas las Autodefensas colombianas, y ante el hecho incontrastable de que el flagelo del narcotráfico mundial, alimentando el azote de la subversión armada y terrorista de las FARC, ha puesto a Colombia en los umbrales de una catástrofe humanitaria, no puedo, en conciencia, sustraerme al imperativo moral de continuar coliderando en mi Patria la actividad política y militar, que hago desde mi posición en la DIPOM de las AUC, empeñados como estamos en continuar propinando duros golpes al enemigo para disuadirlo de su guerra alocada y anacrónica, y comprometidos como también estamos en el interior del Movimiento Nacional de Autodefensas detrás del logro estratégico de reunificar, a la mayor brevedad y dentro de parámetros mínimos de cohesión y respeto mutuo a todas las fuerzas antisubversivas y de autodefensa legítimas, para generar un frente de acción común en pos de alcanzar, más adelante, la también anhelada unidad orgánica.

Continuaré ejerciendo mi liderazgo político-militar al frente de las ACCU y desde mi posición en las AUC, con un respeto absoluto por el pensamiento rector de mi amigo entrañable y comandante Carlos Castaño, el cual es el líder natural e irreemplazable del Movimiento Nacional de Autodefensas, en su carácter de fundador, estratega y conductor histórico.

Mientras las FARC no demuestren fehacientemente su real y verificable voluntad de Paz, y mientras el Estado colombiano no reduzca al mínimo sus enormes e indisimulables déficit en materia de garantizar la seguridad democrática de todos los habitantes, las Autodefensas colombianas seremos necesarias, en las condiciones del irregular conflicto armado, al constituir nuestra presencia activa y militante un elemento coadyuvante a la preservación del Estado social de Derecho, a la conservación de la integridad territorial de la Nación y a la continuidad de la misma gobernabilidad de la institucionalidad democrática colombiana.

La hora de Colombia es lo suficientemente aciaga y peligrosa y me obliga a aportar lo mío desde el suelo colombiano en pos de que la voz y las propuestas en materia de seguridad, y las de contenido social, económico y político emanadas desde el seno del Movimiento Nacional de Autodefensas se procesen y lleguen prontamente a los oídos del Gobierno nacional y de la Comunidad internacional, en el marco de un diálogo y negociación para el cual estamos ya suficientemente maduros, teniendo como propósito construir la Paz en nuestro País. Es dentro de este espíritu de Reconciliación nacional, que estamos trabajando aceleradamente en la arquitectura final de la Reunificación definitiva de las Autodefensas colombianas, a la par que pulimos los últimos detalles de nuestra propuesta unificada de cese al fuego y cumplimiento estricto del DIH.

Que nadie, entonces, se empeñe en adelantar campañas de terrorismo informativo, difundiendo temores sin fundamento en la opinión pública nacional e internacional: por el lado de las Autodefensas colombianas no existe ningún peligro de repetición de las escabrosas manifestaciones del terrorismo de los extraditables ni ninguna posibilidad siquiera de un desmadre de nuestras fuerzas ante el hecho lamentable y errado de los EE.UU. solicitando en extradición al comandante Carlos Castaño y mi persona.

Así como hemos sido eficaces y valientes en los escenarios múltiples del campo de batalla, en el marco de una guerra irregular, enfrentando la subversión armada y el terrorismo de las narcoguerrillas, el Movimiento Nacional de Autodefensas sabrá demostrar, a partir de ahora, de cara a Colombia y al mundo, qué tan preparados estamos para comenzar a avanzar en el camino que nos llevará a la Paz y a la reconciliación entre los colombianos.


Sinceramente,
SALVATORE MANCUSO
Comandante ACCU

Integrante de la Dirección Política y Militar – AUC