EN
EXCLUSIVA
Mancuso,
anterior comandante de las AUC y desde su condición de desmovilizado, ante la
crisis que vive el proceso rompió su silencio e hizo consideraciones sobre
diferentes situaciones que se plantean.
Salvatore
Mancuso rompió su silencio
Salvatore
Mancuso estuvo anoche en EL MERIDIANO de Córdoba concediendo una entrevista en
exclusiva sobre la suerte del proceso de paz.
Montería. Salvatore
Mancuso, desmovilizado comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)
se pronunció sobre la situación en la que se encuentra el proceso de paz, a
raíz de la advertencia del vocero político del estado mayor negociador, Ernesto
Báez De la Serna, de regresar al monte en caso tal de que el proyecto de
Justicia y Paz, tal y como está contemplado, sea aprobado en su totalidad por
el Congreso de la República.
Este
martes, en una entrevista concedida a RCN Televisión, Báez ratificó su
preocupación por la suerte de las negociaciones, las cuales según él dependen
del Congreso; reconoció que la guerra irregular en la que se han visto inmersos
por sus costos se tienen que financiar con dineros del narcotráfico y que el
cese de hostilidades es casi imposible cumplirlo en su totalidad, mientras no
están manejando de manera directa a sus hombres. En conclusión, según Báez, el
proceso está agonizando y las AUC están dispuestas a volver al monte.
Salvatore
Mancuso rompió su silencio para hablar sobre el futuro de las negociaciones y
su papel como un desmovilizado que no quiere dar un paso atrás para regresar a
empuñar las armas.
El
siguiente es el texto de la entrevista en exclusiva concedida a EL MERIDIANO de
Córdoba:
¿Qué
opinión le merecen las declaraciones de Ernesto Báez sobre el 'regreso al
monte' de las AUC si la ley de Justicia y Paz que propone el Gobierno se
aprueba en el Congreso?
"Su
voz es un grito de alerta. Un líder siempre tiene el olfato para detectar la
gravedad del momento. Ernesto sabe que las AUC y el Gobierno caminan sobre el
filo de la navaja pero el país político no lo quiere comprender así. Regresar a
la guerra no resuelve nada ni para las AUC ni para Colombia. Y las AUC lo
saben. No es tiempo de echarle más leña al fuego, sino de redoblar esfuerzos
para sacar adelante la negociación de Paz. 'Regresar al monte' no es parte de
la solución que Colombia está reclamando".
¿Sin embargo, la lectura
que hace la opinión de las declaraciones de Báez es distinta. Como si las AUC
ya hubieran tomado una decisión: "O se reforma el proyecto de Justicia y
Paz en el Congreso, o regresamos al monte".?
" No comparto esa
lectura ni esos términos de interpretación. Las AUC quieren, como todos los
colombianos, que la Ley que apruebe el Congreso facilite la paz y la
reconciliación, y no que agrave las cosas cerrando las puertas de la
negociación política. Ernesto Báez quiere alertar al país sobre el riesgo que
se corre si se aprueba una ley que es inútil tal como está planteada, porque
definitivamente ni las Farc ni el Eln la van a aceptar. El proceso legislativo
que hoy va adelantando el Congreso, hasta ahora, más que generar oportunidades
de paz, propicia las condiciones para una escalada mayor del conflicto.
¿Si las AUC regresan al
monte usted, Salvatore Mancuso, se va con ellas? Esta es la pregunta que se
hace el país.
"Mi decisión de
reincorporarme a la vida civil es irretractable. Nada me hará volver atrás en
esta decisión. He dicho adios a las armas, no para retomarlas al día siguiente,
o al año siguiente, o a los diez años. Me la juego por abrir caminos de paz y
en ese empeño me mantendré mientras Dios me dé vida, hasta que la paz sea una
realidad en Colombia.
¿Pero, entonces, usted
está satisfecho con los términos de la Ley?
"No. No lo estoy.
Pero he tomado una decisión de vida, y no habrá ley, por más imperfecta que
sea, que me haga retroceder. He procedido de buena fe y con actitud patriótica,
tengo que ser leal con mi propia conciencia y muy serio frente a las
responsabilidades que asumí ante el país, cuando conduje a las AUC a la mesa de
negociación política de Ralito y se produjo el hecho de paz más contundente de
la historia del conflicto colombiano, al arrancarle a la guerra cuatro mil
ochocientos hombres y mujeres, con todo su armamento, de un tajo".
¿Lo que dice es muy
importante y puede entenderse como una ruptura en las AUC: unos regresan al
monte y otros permanecen en la mesa?
"Permaneceré en
la vida civil. Mi lugar ya no es la Mesa, porque estoy desmovilizado. Buscaré
por todos los medios que quienes fueron mis compañeros de armas no tengan que
volver al monte. Seguiré haciendo llamados públicos y privados para mantener
vivas las negociaciones de Ralito. En mi carácter de desmovilizado no puedo
tomar ninguna determinación con relación a los que quieran irse o permanecer en
la mesa. Tampoco puedo evitar que algunos desmovilizados quieran regresar a la
lucha armada. Lo que sí puedo, es seguir adelantando gestiones ante el Gobierno
Nacional para que quienes se hayan desmovilizado y quieran seguir adelante con
el proceso de reincorporación a la vida civil plena, tengan de mi parte toda la
solidaridad y el empeño que siempre he puesto en mis responsabilidades. Nadie
sabe lo difícil que ha sido iniciar las negociaciones y lo duro que ha sido
mantenerlas en pie. No puedo tirar por la borda todo lo avanzado.
¿Y su pedido de
extradición pendiente?
"La Resolución
303 del Gobierno Nacional, del 16 de diciembre pasado, subordina la concesión
del pedido de extradición de los EEUU a mi contribución a la paz, al abandono
de actividades ilícitas y al cumplimiento de los compromisos adquiridos en el
marco del proceso con las AUC. A ella me remito. He dado, estoy dando y seguiré
dando demostraciones contundentes e inequívocas acerca de mi voluntad de paz.
Pero eso también es un acto de fe en Colombia, uno muy personal, pues soy
conciente de los riesgos que implica el tema. Mi solicitud de extradición
obedece a una óptica política más que penal, cuento con que el gobierno
colombiano lo considere bajo el mismo criterio".
¿Quizá un arreglo
directo con los Estados Unidos, en el futuro, o uno colectivo si los demás
autodefensas solicitados en extradición se reinsertaran?
"Mire, le voy a
contestar muy claramente: mi situación legal ante los Estados Unidos, o
cualquier otro país, depende del Estado Colombiano. No tengo ni he tenido
negociaciones por dentro o por fuera de la mesa con el Gobierno Nacional o con
los Estados Unidos, con respecto a la extradición. De ninguna manera adelantaré
una negociación individual que implicara someterme a unas exigencias que
incluyeran traicionar mis convicciones del presente o del pasado. Ya el
escenario hipotético de una negociación colectiva tendría que liderarlo el
Gobierno Nacional y sólo sería posible como resultado de un proceso de paz
exitoso y total.
¿Cuál es su papel en
este momento?
Sigo trabajando por
los desmovilizados que como yo, han asumido con seriedad el reto que nos impone
el tránsito a una nueva vida. Sigo trabajando en implementar proyectos
económicos que garanticen la permanencia de miles de desmovilizados en la
legalidad y la tranquilidad de sus hogares; estos proyectos productivos serán
el inicio de una nueva vida para miles de reinsertados, desplazados y
poblaciones afectadas por el conflicto y por años de abandono y miseria. Aquí
estoy, trabajando por la paz, junto a todos aquellos que entre la paz y la
guerra, le han dicho y le seguirán diciendo, sí, mil veces sí a la paz. Nunca
más la guerra".
¿Cómo queda usted en su
relación con las AUC si las negociaciones con el Gobierno se rompen?
Tomen la decisión que
tomen yo jamás claudicaré en el empeno de seguir construyendo con ellos, codo a
codo, la misma paz que soñamos juntos. Los convoco sí, a meditar sobre todas
las alternativas que existen, porque sé que no está dicha todavía la última
palabra de parte de las AUC y falta involucrar demasiados sectores de la
sociedad. Mi palabra, ante la tensión que se vive en Ralito y se transmite al
país, es que ambas partes cedan, que haya prudencia, calma, reflexión y
humildad; que así como las AUC le han pedido a Colombia una segunda oportunidad
en la vida, no dejen de considerar la posibilidad de que, pase lo que pase en
el Congreso, la organización tienen la potestad y autonomía para dar a Colombia
todas las oportunidades de paz que merecen los colombianos.
¿Salvatore Mancuso ha
pensado en la alternativa de dedicarse a la actividad política?
"Durante estos
años he buscado una salida pacífica al conflicto armado y me he dedicado a
hacer viable la reinstitucionalización de vastas zonas del país. Me he ganado
el derecho de hacer política en Colombia impulsando y defendiendo las
comunidades. Pero voy más allá, considero que además de un derecho, es un deber
de todo colombiano que sienta que puede coadyuvar a que nuestro país sea mejor,
se desarrolle y se pacifique. No se le olvide que existe constancia escrita,
histórica, que antes de emprender el proceso de autodefensa, agoté ante el
Estado, todas, pero absolutamente todas, las instancias de súplica para no
quedar encerrado en esta tragedia del conflicto armado. El 10 de diciembre
pasado, en el Catatumbo pude salir con honor y dignidad del castigo que es la
guerra; después de haber puesto a las AUC, en la recta final del Proceso de
Paz.
¿Considera un obstáculo
insalvable el que la ley de Justicia y Paz no le otorga finalmente status
político a las AUC?
"Sería una
insensatez, y una irresponsabilidad con el futuro de Colombia, que la ley
cercene a los desmovilizados de las AUC, de las Farc y del ELN la posibilidad
de que su reincorporación a la vida civil sea plena; es decir, con todos sus
derechos políticos intactos y con el derecho de todo ciudadano a elegir y ser
elegido. No creo que el status político de las organizaciones armadas ilegales
que se desmovilicen como parte de un acuerdo de paz, deba necesariamente ser
consignado en esta ley, pero sí estoy convencido que una ley que pretenda
cimentar la paz, y no habilite a los desmovilizados de las AUC, de las Farc y
del ELN a ejercer sus derechos políticos de manera plena, no tendría pies ni
cabeza. Precisamente, se trata de que las ideas políticas de los ciudadanos no
se apoyen en la violencia de las armas sino en el libre intercambio de las
voluntades, dentro de las instituciones. El reconocimiento político debe
ganarse o perderse en las urnas y ha de ser el pueblo quien determine si tal o
cual persona es la indicada o no para ejercer un rol político de mayor o menor
relevancia en la vida del país.
¿Qué juicio le merece
el Congreso en relación con el desarrollo que ha tenido hasta el momento el
trámite del proyecto de ley de Justicia y Paz?
He tomado nota de
intervenciones realmente notables, algunas desde el oficialismo, otras desde la
oposición. He observado un interés real por ahondar y perfeccionar el
conocimiento que se tiene en el Congreso, sobre la enorme complejidad del
conflicto. Complejidad que vuelve ininteligibles todos los aspectos que giran
alrededor de éste, incluso para quienes hemos sido sus protagonistas. Sigo
esperanzado en que el Congreso responda con grandeza, deponiendo prejuicios, que
cada uno abandone el individualismo y el protagonismo, que piensen en el país y
no en que la prensa los alabe y felicite por su intransigencia; que construyan
una ley que cobije a todos los actores del conflicto, sin imponer retaliaciones
ni venganzas, una ley equitativa, equilibrada, que sea un balance entre paz y
justicia, creando las condiciones necesarias para la reconciliación
total".
¿No siente el temor de
que las regiones donde se han producido desmovilizaciones de las AUC estén hoy
en la mira de otras organizaciones armadas ilegales, incluso de nuevas
generaciones de autodefensas?
Concretamente, sobre
Córdoba y el Catatumbo, hay medidas de prevención y seguridad que no pueden
demorarse un solo día más. La posición del Gobierno en la mesa, fue la de asumir
la responsabilidad total de la seguridad de esas poblaciones y sus economías
regionales que las AUC habíamos protegido durante años. Sin embargo, creo que
ese compromiso no alcanza. Todos sabemos que entre la voluntad que contiene la
política de Seguridad Democrática y la realidad de los hechos, está la
dramática evidencia de la escasez de recursos y de presupuesto. Ante esto,
invito al Congreso a que escuche a las comunidades que representa, y atienda el
clamor con urgencia de las regiones que las AUC arrebatamos a la crueldad y la
desidia. En esas zonas se incuban ya nuevas tragedias, por eso la preocupación
no debe girar solamente sobre la atención que merecen las víctimas que nos lega
el pasado, sino también sobre aquellas labores de prevención que hay que
desarrollar a partir de hoy mismo, para que en el futuro no tengamos víctimas
de algunas formas aún inéditas de violencia.
¿Usted cree que el
Congreso puede jugar un papel importante para evitar el regreso de las AUC al
monte?
Considero que ese es
su máximo deber en esta coyuntura tan complicada. Los invito a deponer esa
noción equivocada de dignidad que no ayuda a sanar las heridas de Colombia y
les impide encontrar legítimo el diálogo con las Autodefensas. Bajen del
pedestal, escuchen los planteamientos de las AUC, vuelvan libremente a
legislar, sopesen lo escuchado y procedan a conciencia por el bien de la
patria.
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