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“Seguimos estando
lejos de la paz, porque no existe el clima político de unidad nacional que
favorezca la reconciliación”.
El ex jefe paramilitar de
origen italiano Salvatore Mancuso conmocionó al Estado colombiano con sus
declaraciones en desarrollo de su versión libre ante la Unidad Nacional de
Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación.
En su primera edición la
revista PAZIÓN se entrevistó con Salvatore Mancuso sobre el alcance de sus
reveladoras declaraciones. Este es el diálogo:
PAZIÓN:
¿Considera
usted que la desmovilización de las Autodefensas ha servido a la pacificación
del país?
SALVATORE
MANCUSO: Históricamente,
las Autodefensas no han sido la causa del conflicto armado sino una de sus
consecuencias. De la ausencia y debilidad del Estado surgen primero las
guerrillas y después las Autodefensas. El Estado dejó crecer el problema de las
guerrillas y pretendió combatirlas creando una política de Estado paramilitar,
utilizando como punta de lanza a las Fuerzas Militares y la creación de
escuadrones paramilitares. Finalmente el orden público terminó saliendo de las
manos del Estado y los civiles abandonados a nuestra desgracia por el Estado; y
violentados por las guerrillas debimos apelar a la resistencia de los civiles
armados, mientras el Estado no asumía su responsabilidad de brindar seguridad a
las comunidades. La pacificación del país sigue estando en manos principalmente
del Estado y las guerrillas, y por supuesto las Autodefensas desmovilizadas
reintegradas a la vida civil hacemos todos los esfuerzos políticos para crear
el clima de acuerdo nacional donde Estado, guerrillas, sociedad y nosotros
podamos finalmente encontrar fórmulas de paz y reconciliación.
Todo lo valioso tiene un precio, pero el Gobierno debe sincerarse y pensar qué
es lo que realmente quiere en materia de proceso de paz con Autodefensas
(parapolítica incluida) y en materia de procesos de paz con Farc y Eln
(política de seguridad democrática incluida). El presidente Uribe bien debe
saber que el verdadero secreto del líder político no es tanto el de mantener
cohesionadas a sus propias fuerzas, sino el de ejercer una influencia decisiva
en las fuerzas de oposición. Hasta ahora lo que ha logrado Uribe en cuestiones
de oposición es lo contrario, es darle las razones y el espacio para boicotear
cualquier iniciativa suya y toda la prensa para que descalifique desde el
arranque cualquier propuesta que nazca del Gobierno.
P: ¿Cuál es su opinión
acerca de lo que ha dado en llamarse la ‘parapolítica’?
SM: La ‘parapolítica’ es un modismo típico
colombiano que se entiende como hija directa del conflicto armado. Es el
producto de la deserción de los políticos de sus responsabilidades con las
zonas afectadas. Mi caso personal es una muestra fehaciente del desamparo en
que nos vimos sumergidos millones de colombianos, porque cuando las guerrillas
asolaban nuestras propiedades y amenazaban nuestras vidas y nuestras libertades
y las de las poblaciones, los políticos se dedicaban a lucrarse de los
contratos y los dineros del erario público, dándole la espalda a las angustias
del pueblo que eran nuestras mismas angustias.
Antes de ingresar a las Autodefensas agoté todos los medios de denuncia,
incluso ante el ministro de Defensa del Gobierno Samper, Fernando Botero,
buscando protección para nuestro trabajo y nuestras familias. Todo fue inútil.
O me dejaba asesinar o me exiliaba, y si quería permanecer en mi tierra
cordobesa debía armarme y pasar a la ilegalidad. Por eso, la ‘parapolítica’
nació apenas el tema de la seguridad comenzó a estar mínimamente resuelto por
la presencia de las Autodefensas. Las mismas comunidades que primero nos
pidieron solamente seguridad, comenzaron a pedirnos por su salud, por sus vías,
por su educación. Así que no quisimos eludir nuestra responsabilidad social y
comenzamos a tomar contacto con los políticos, no para que resolvieran los
problemas de las Autodefensas, sino para que comenzaran a dar respuesta a los
problemas de la gente si querían hacer política en los territorios controlados
por nosotros.
La ‘parapolítica’ ha querido venderse a la opinión como un proyecto político
delincuencial, cuando en realidad fue la respuesta indignada de un enorme
número de colombianos a la ausencia de Estado.
La ‘parapolítica’ vista desde la autodefensa nunca pretendió ser la solución de
los problemas de Colombia, sus objetivos fueron más modestos: darle principio
de solución a los problemas más acuciantes de las comunidades que nosotros
defendíamos de las guerrillas y tocar a las puertas de las clases políticas
para que nos facilitaran desmontar las Autodefensas mediante una negociación
política. Téngase en cuenta que lo que hoy se llama la ´parapolítica´ recibió
un gran impulso del contacto de las Autodefensas en 1998, en el nudo del
Paramillo, con personajes tan ilustres como “Lucho” Garzón y Augusto Ramírez
Ocampo, entre otros, con quienes se firmó un acuerdo que todos los interesados
en la paz de Colombia debieran leer hoy y sacar sus propias conclusiones, casi
una década después.
P: ¿Qué juicio le
merecen las iniciativas de excarcelación para políticos, empresarios y
guerrilleros?
SM: Ni la desmovilización de las
Autodefensas, ni la que podría estar acercándose del Eln, bastarían por sí
solas para abrir caminos de concordia y entendimiento entre todos los
colombianos. Una propuesta de esta magnitud debe estar acompañada de un
verdadero acuerdo de paz incluyente, es decir, con todos los actores y con el
reconocimiento de cara al país y al mundo de lo que nos ha tocado vivir y no
queremos repetir, por supuesto sin impunidad, pero buscando puntos intermedios
que permitan la verdadera reconciliación nacional.
P: ¿Cómo se
sentiría usted si el Eln deja las armas y se van sus comandantes para sus
casas? ¿Y si los políticos envueltos en la ‘parapolítica’ antes de fin de año
están en libertad? ¿Y si los guerrilleros presos de las Farc también salen
libres de la cárcel?
SM: Si esa hipótesis se verificara,
sentiría que el camino abierto por las Autodefensas con nuestro proceso de paz
estaría produciendo sus primeros grandes efectos en el resto de la sociedad y
en los mismos actores del conflicto. Si esas libertades son consecuencia de que
ellos hayan dicho la verdad y de haber reparado a las víctimas, me diría que se
estaría abriendo un gran camino hacia la reconciliación y la paz. Obviamente,
esperaría para las Autodefensas el mismo tratamiento, el país no entendería que
existieran diferencias, ni privilegios entre quienes fueron actores del conflicto
armado, y que hubiese condenados de primera, segunda o tercera categoría.
P: ¿Qué salida
jurídica recomendaría a quienes están acusados de ‘parapolítica’ y no se han
desmovilizado por la Ley 975?
SM: La mejor salida jurídica es la que
concilia la verdad de los hechos con las posibilidades que abre el régimen
legal. No quisiera de ninguna manera violentar en lo más mínimo la conciencia
de cada quien en cada caso, y esto me inhibe de hacer recomendaciones
generales.
P: ¿Está
arrepentido de haberse desmovilizado? ¿Volvería al monte si el conflicto armado
no se acaba?
SM: Hay quienes han querido ver en mi
versión libre y en mis respuestas a los periodistas una justificación de la
lucha armada. No he querido ni quiero justificar nada al respecto, no he hecho
apología del delito. Si ese fuera mi propósito lo haría combatiendo desde el
monte y no habría jalonado la más grande desmovilización producida jamás en
Colombia, ni en el mundo, por parte de un grupo armado irregular no vencido,
sino por el contrario victorioso y en la cúspide del poder militar, político y
logístico. Me he esforzado y me seguiré esforzando en explicar las motivaciones
y el contexto dentro de los cuales participé del conflicto, así como insistiré
en la pedagogía que creo necesaria realizar para que el conflicto no se
perpetúe, sino que se acabe cuanto antes.
Mi lugar presente y futuro es permanecer firme junto al pueblo colombiano,
luchando desde la civilidad por aquellas conquistas postergadas que nos tienen
sumidos en la guerra y la miseria. Ocupar mi lugar en la vida política y darle
un sentido social y colectivo junto a miles de desmovilizados de las
Autodefensas y comunidades afectadas por la guerra, constituye mi norte en
estos tiempos que siguen siendo de dificultades enormes para todos los
colombianos, pero que de ninguna manera me invitan a regresar armado al monte,
sino lo contrario, a llevar por toda Colombia el mensaje fraternal de la paz y
la reconciliación, pues sigue estando presente la falta de Estado y política
pública seria, eficiente y justa en muchas regiones del país.
P: ¿Mancuso,
“creerle o no creerle”, sobre las verdades que pide a gritos el país y
puntualizan sobre si lo manifestado en la versión libre es verdad o no?
SM: Es cierto que entre las condiciones
consagradas en la Ley de Justicia y Paz para hacernos merecedores de los
beneficios contemplados en la misma norma, se encuentra como eje central decir
toda la verdad, compromiso que hice cuando el Gobierno así lo exigió, lo
ratifiqué cuando inicié la versión libre y que hoy reitero en esta entrevista,
que tengo claros los compromisos legales, morales y sociales adquiridos. Estoy
declarando bajo unas directrices jurídicas que ha impuesto el Estado, con una
metodología acordada en cuanto a narrar los hechos históricos de la manera más
ordenada posible, cronológicamente y cuando no se pueda, por temas o acciones y
en segundo lugar, es necesario resaltar que estoy confesando, todo lo
relacionado con una guerra que no iniciamos las Autodefensas y que para que puedan
entenderse el conflicto es necesario narrar con la mayor precisión posible,
para que esta historia no se vuelva a repetir.
Devolví bienes, entregué zonas insertadas a la economía productiva nacional,
incluso muchas donde antes existían cultivos ilícitos ya sin ellos, erradicamos
manualmente cultivos ilícitos, convencí a los otros Comandantes para que se
desmovilizaran, estoy contando la verdad histórica sobre las Autodefensas y
asumiendo mis compromisos y responsabilidades. Entonces, ¿cuál otro compromiso
real quieren que efectúe para que crean que estamos frente a un verdadero
proceso de paz y reconciliación? Sería bueno hacer memoria de los procesos de
paz vividos en Colombia y mirar si alguna vez hubo personas judicializadas,
presas, si se pagó un peso por reparaciones o si se condicionó la paz a la
verdad. Este es el primer proceso de paz que es acorde con los estándares
internacionales de justicia: estamos presos, judicializados, contando la verdad
de la historia vivida y reparando.
Contar 20 años de guerra con todos los componentes que la integran, no se puede
hacer en pocas sesiones, y hasta ahora lo único que he hecho es cumplir con mis
obligaciones legales y sociales, decir la verdad. Contarle al país que en el
pasado se tuvieron reuniones con personas que hoy ocupan cargos públicos no es
desviar la atención como han dicho algunos medios de comunicación,
indistintamente que sea el Vicepresidente o un Ministro del Gobierno o un
empresario nacional o una multinacional, le informé al señor Fiscal General que
sostuve o fui testigo o me contaron de una gran cantidad de reuniones que se
celebraron entre los Comandantes de las Autodefensas y esas personas, y lo hice
porque esa es la verdad histórica, la misma que me exigen que cuente, no pueden
ahora pretender desconocer que las Autodefensas llegamos a ser ante la ausencia
de Estado el mismo Estado, que hacíamos de jueces, policías, administradores,
se cobraban aportes para el sostenimiento, etc., hubo épocas en las que
prácticamente nada se hacía sin nuestro consentimiento, por eso con nosotros se
reunía toda clase de personas, desde el más humilde campesino hasta el más rico
hacendado, desde el analfabeta hasta el gran político, situación que, reitero,
no puede ahora desconocerse y mucho menos afirmar que contar esa parte de la
historia de las Autodefensas es desviar la atención.
La verdad puede ser dolorosa pero es necesaria, hoy más que nunca, develarla
absolutamente para generar iconos de no repetición y hacer un alto en el camino
para la construcción de nuevos caminos para la República.
P: Pero las
víctimas lo acusan de muchas acciones que usted no ha confesado…
SM: Una persona me preguntó por un
desaparecido en el año 1990 cuando ni siquiera pertenecía a las Autodefensas,
cómo podría darle una respuesta; o la señora que me manda un papelito
preguntándome sobre un desaparecido en el Magdalena Medio o el Vichada, tampoco
le puedo contestar porque esa zona no era mi jurisdicción; o la señora que no
volvió a saber nada de su hijo, pero que un abogado inescrupuloso le recomendó
que presentara un denuncio contra Salvatore Mancuso que si no aparecía el hijo
desaparecido desde 1989, de todas formas le daban una platica. Luego sale en
las noticias que yo no he atendido, ni les he dado respuesta a las víctimas, lo
que es falso.
El gran problema que se ha presentado con las víctimas es que, en un principio,
ni siquiera el Director del Fondo de Reparación sabía cómo identificar a las
víctimas de la guerrilla, Autodefensas y del mismo Estado, ni cuáles las áreas
de responsabilidad de cada Comandante, por eso los invito a que se le informe
con precisión a las víctimas, con la claridad que esas personas necesitan. Cómo
funcionaron realmente las estructuras de mando y qué áreas de responsabilidades
tuvieron, para que las víctimas efectivamente encuentren, en primer lugar,
respuestas a sus inquietudes y, posteriormente, obtengan la reparación a la que
los jueces determinen tienen derecho.
Además, tal como he dicho en mi versión de las que hoy considero víctimas como
lo hemos sido nosotros de la guerra interna de nuestro país, mi respeto y mis
disculpas si en ocasiones mi lenguaje ofende, porque no puedo contar una
historia diferente a la realmente vivida, ni disfrazar con lenguaje brillante
las motivaciones que, en medio de la guerra, generaron dolor y muerte en uno u
otro bando.
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