Señora
ANNE PATTERSON
EMBAJADORA EN COLOMBIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Respetada Señora Embajadora:
Queremos, por la presente, hacer algunas precisiones al gobierno y el Pueblo de los Estados Unidos de América respecto a nuestro accionar como organización político militar de resistencia civil antisubversiva.
Reconocemos el derecho de legítima defensa del pueblo
Estadounidense ante las amenazas terroristas contra sus intereses en el mundo
entero. De igual manera, reconocemos que el problema del narcotráfico
trasciende las fronteras nacionales y se ha convertido en un peligro para la
humanidad, especialmente por los aspectos relativos a la salud pública, pero no
menos importante, por los efectos desestabilizadores que la corrupción del
narcotráfico tiene sobre las estructuras democráticas que sustentan las
sociedades civilizadas en cualquier latitud a la cuál alcance.
Nuestra Organización, las Autodefensas Unidas de Colombia, nació
de la unión de disímiles grupos con intereses igualmente diversos, pero siempre
orientados a la legítima defensa de la vida y los bienes de los ciudadanos ante
la evidente insuficiencia y falta de voluntad política del Estado colombiano
para combatir a los grupos de guerrillas marxistas, quienes con los ingresos
derivados del secuestro, la extorsión y el narcotráfico avanzaban con su
accionar terrorista, irrefrenables hasta nuestra conformación como su oposición
armada.
Rechazamos, no practicamos e impedimos en todo momento, las
acciones terroristas o indiscriminadas como método de guerra. Hemos reconocido
de manera reiterada nuestra preocupación por las implicaciones de nuestra
respuesta armada sobre la situación de Derechos Humanos del Pueblo Colombiano,
y en múltiples ocasiones hemos intentado obtener un acuerdo entre los actores
del conflicto armado para disminuir los rigores de la guerra sobre sectores de
la población que difícilmente se mantienen al margen de la confrontación, pero
todos nuestros esfuerzos han sido infructuosos; ni los demás actores armados
han reconocido nuestra voluntad, ni las organizaciones humanitarias
multilaterales han podido ofrecernos luces alternativas para defendernos de un
ataque sistemático y masivo de las guerrillas sin recurrir a los métodos de la
guerra irregular moderna. Sobre estos aspectos, estamos seguros de que la
acción de legítima defensa que ejecutan las fuerzas de su País en otras
latitudes se fundan en idénticas razones y se enfrentan a similares problemas.
Con respecto al narcotráfico, nuestra Organización ha sido clara y
realista desde su fundación: aquellos de sus miembros que incurran en dicha
conducta delictiva tendrán que responder ante los tribunales colombianos o
extranjeros y su actividad personal en ningún momento puede involucrar a la
Organización, la cual no participa, de ninguna manera, en dicho negocio. En ese
sentido, nuestros estatutos prevén los máximos castigos para quienes intenten
utilizar la organización con fines de enriquecimiento personal, así como para
quienes intenten ponerla al servicio de intereses particulares. Nuestra
posición al respecto ha sido firme y transparente en todo momento, pues
conocemos los peligros a los que nos expondríamos, comenzando por la
desmoralización de nuestros hombres y la consiguiente derrota militar de
nuestros frentes. Como bien podrá recordar, con motivo de la discusión del Plan
Colombia, le manifestamos nuestra convicción de que la única solución viable
para el narcotráfico es el combate a todas las etapas de su cadena, y
reiteramos nuestra opinión de que la única solución para quienes han estado
involucrados en el mismo es el sometimiento a los tribunales colombianos o
extranjeros, según sea el caso. De igual manera hemos insistido en la necesidad
de la erradicación de cultivos ilegales en las zonas en las que le hemos
arrebatado el dominio a las guerrillas, pues sabemos que la presencia de tales
cultivos las hace objeto de la voluntad de reconquista territorial por parte de
aquellas, y plantea inconvenientes para la conducción de la guerra en todos los
términos, pues conlleva la presencia de intereses de verdaderas multinacionales
del crimen no más sanos que los terroristas a quienes desplazamos.
Como líderes de la Organización de Autodefensas Unidas de
Colombia, hemos manifestado en todo momento nuestra disposición para responder,
ante los tribunales nacionales o internacionales, por las acusaciones que se
nos imputan. De igual manera, hemos estado siempre abiertos a todos los
intentos de negociación orientados a la consecución de la paz para nuestra
martirizada Patria Colombiana. Estamos seguros de que la razón política y la inteligencia
de los líderes de la gran Nación a la que usted representa, comprenderán
nuestros esfuerzos y ayudarán al pueblo Colombiano en la búsqueda de caminos
para una reconciliación que no excluya sectores ni mancille su dignidad en modo
alguno. Contrariamente a las críticas de las guerrillas, creemos firmemente que
parte de la grandeza del pueblo Estadounidense es su generosidad y su sentido
de bien común e interés general, adentro y afuera de sus fronteras.
Finalmente, le reiteramos que en el marco de nuestros esfuerzos
por defender la vida, honra y bienes de todos los ciudadanos, seguimos
ofreciendo la más plena garantía por nuestra parte para la inversión de capital
extranjero en nuestro país, toda vez que la pobreza y los males que la
acompañan son también causa de muchas muertes que sólo la inversión social del
capital podrá evitar.
Sinceramente,
Carlos Castaño Gil
Salvatore Mancuso
Rodrigo Molano
Diego Vecino
Pedro Ponte
Ernesto Báez
Jorge Cuarenta
Julián Bolívar
Adolfo Paz
Alfredo Berrio
Ramón Isaza
Botalón
Alejandro Llanos
DIRECCIÓN POLÍTICA Y MILITAR AUC